Los Cossiers de Montuïri efectuaron ayer su tercera y última actuación anual. A las diez de la mañana salieron desde la plaça Major para realizar el último recorrido por las calles de la localidad. El circuito finalizó poco antes de las doce del mediodía, hora en que recogieron, por separado, a las autoridades religiosas y civiles para acompañarlas al son y ritmo del baile Es Mocadors hacia el templo parroquial.

La subida de los Graons o la escalinata empedrada de acceso a la puerta del templo está imbuida por esa belleza plástica que crea el paso sucesivo de los siete danzarines por debajo de los pañuelos de múltiples colores, al compás de la música y abriendo paso a las autoridades.

A mediodía, la misa del patrón fue el momento en que los Cossiers bailaron l´Oferta, danza que se inicia en el centro del templo, frente al portal de ses dones, continúa por el pasillo central y termina ante la imagen del santo. De forma individual, un Cossier acude en búsqueda de otro.

Por parejas acuden, dando espectaculares saltos e hincando las rodillas en el suelo, hasta el pie del altar. El Cossier que ha ido en pos de su compañero, se arrodilla, besa los pies de Sant Bartomeu y marcha. El segundo Cossier empieza de nuevo la misma ceremonia y, así sucesivamente, hasta la Dama.

El sermón

La homilía corrió a cargo del predicador des Sant Bartomeu, cometido que asumió mossèn Andreu Genovart, antiguo copárroco de Montuïri quien, además, presidió el oficio religioso. Genovart estableció un paralelismo metafórico entre la fiesta, los Cossiers, la Dama y la coyuntura social de hoy.

Dijo que "ahora más que nunca, la danza de la vida del siglo XXI tiene que ser como la Dama, que al pisar el Dimoni representa el triunfo del Bien sobre el Mal. Tenemos en Banya Verda (que es como se le denomina al popular demonio local) que se ha hecho el dueño de la situación: La crisis de valores antes que la crisis económica, la corrupción, la mentira, la falsedad, la falta de ética y de honestidad, las rupturas sociales, las promesas no cumplidas, emergen en nuestro ambiente y entorno. No podemos dejar que estos dimonions o dimoniots nos venzan. Hay que coger el Demonio por los cuernos (como lo hace la Dama de Montuïri en la coreografía), echarlo al suelo y que el Bien triunfe sobre el Mal", sentenció Genovart.