"Tendremos que montar una asociación de víctimas de la administración pública", declara irónico Joan Miquel Morey, de la librería Norma y vocal del Clúster de Còmic i Nous Media de Mallorca. La entidad que aglutina al sector de la viñeta isleña ha tenido que hacer frente este año con cero euros de las arcas públicas a la quinta edición del festival Còmic Nostrum, que arrancará en modo off el próximo 28 de noviembre. El presupuesto de la cita, un total de 16.670 euros, lo ha tenido que asumir al cien por cien el Clúster a última hora porque "hasta hace 20 días dábamos por hecho que contaríamos con la partida del Consell [24.000 euros la pasada edición]", explica el dibujante Tomeu Seguí, presidente de la asociación patronal. El abandono por parte de las instituciones de una de las disciplinas en las que más despuntan las islas (no en vano ya hay dos premios nacionales de cómic, entre ellos Seguí) queda patente en la omisión de contestación por parte del departamento insular de vicepresidencia de Cultura a los organizadores de cara a la preparación del festival. "Hemos llamado y enviado varios mails a la secretaria del vicepresidente para saber si nos apoyaban pero no nos han contestado", señala Morey. Su silencio otorgaba y agravaba el mal gesto habida cuenta de que los gestores políticos conocían que, si el festival conseguía alcanzar las cinco ediciones, se abría la posibilidad de acceder a las ayudas de la Unión Europea. Por ello, los dibujantes reprochan a la institución su mutismo y actitud apática frente a un sector cultural fuerte y talentoso. Asimismo, la Fundación 365 tampoco les abrió la puerta para este año, aunque mostró "cierta predisposición" para la próxima edición. El Govern (vía conselleria de Comercio) tampoco prestó su ayuda y colaboración a pesar de invertir recursos (al menos un trabajador) en la preparación del plan estratégico del Clúster "como elemento imprescindible para la viabilidad del sector y su internacionalización".

Por último, otro mazazo al sector (los dos últimos, la supresión del Premi Ciutat de Palma anual de la modalidad cómic y el fin de su presencia en el Casal Solleric, se han corregido afortunadamente), explicado ayer a los medios, es la retirada de las subvenciones a la revista Esquitx, dirigida por Sonia Pulido, es decir, la publicación- cantera de dibujantes mallorquines.

La desconsideración y el maltrato institucional ("se llenan mucho la boca en cultura con el tema de la financiación mixta público-privada, pero en nuestro caso tampoco ha sido así", lamentó Morey) han desembocado en que el festival haya tenido que trasladarse de octubre a casi diciembre, y que se haya atomizado en distintos espacios privados de la ciudad. Así las cosas, las galerías Ferran Cano y la Lluc Fluxá han encajado en sus programaciones habituales dos exposiciones de dibujo, así como la librería Agapea. Por su parte, a nivel privado, también se han implicado las bodegas Macià Batle. Tras los esfuerzos del sector (que no se ha amilanado), el programa resultante es muy atractivo.

Para financiar la quinta edición del festival, el Clúster ha editado un lote de seis serigrafías que se venden a un precio de 25 euros. Un conjunto de obras de Max, Pere Joan, Bartomeu Seguí, Àlex Fito, Pau y Guillem March que pueden comprarse en la librería Norma Còmics o a través de un correo a clustercomicinousmedia@gmail.com.