La tercera edición de la feria de Santa Catalina, que se ha celebrado durante todo el fin de semana, ha servido para consolidar la cita -creada hace solo tres años- como el acontecimiento social más multitudinario del municipio.

Miles de personas visitaron ayer Bunyola y participaron en las numerosas actividades programadas en una edición que, por primera vez, coincidió con la fiesta popular de la revetla de Santa Catalina que le da nombre.

Ayer, durante la inauguración y el desfile de autoridades por el recinto, la comitiva oficial encabezada por el alcalde, Jaume Isern, y el presidente del Parlament, Pere Rotger, ambos del PP, se vio sorprendida por la protesta de la asociación de vecinos de Bunyola ante la carpa del Consell contra la importación de residuos europeos para incinerar en Son Reus.

Numerosos vecinos y asociaciones del pueblo se sumaron a la protesta, convocada la noche anterior después de que miembros de la asociación observasen que en la parada de la institución insular se promocionaba la importación de residuos. Ayer, en el momento de la protesta, había desaparecido la campaña y en la carpa solo se promocionaba el reciclaje. Todos los partidos de Bunyola, incluido el PP, se han posicionado en contra del proyecto del Consell por la cercanía con Son Reus.