Afianzar su futuro y reforzar su papel en el entramado cultural. Las librerías se reinventan y transforman bajo estos dos principios ejercitando su músculo como preceptores culturales, una labor con la que no pueden competir ni Amazon (a pesar de su veloz distribución) ni otras plataformas de venta digital de libros. ¿Qué estrategias están siguiendo los establecimientos independientes para resistir al envite de internet y de las grandes cadenas?

En primer lugar, aplicar la diversificación. Algunos establecimientos de Palma -hay que recordar que hoy celebran su día grande con actividades hasta las 22 h y descuentos del 5%- han ampliado el abanico de servicios que ofrecen al cliente. Uno de los casos más recientes es el de Los Oficios Terrestres, en la calle Joan Miró 62, "donde convivimos libreras con peluqueras, manicuras, acupuntoras y esteticistas. Lo tenemos todo para el cuerpo y la cabeza", reza su página web. Un espacio curioso, de aire independiente y personalista que ha mantenido la idea de su anterior propietario, Xavier Abraham, quien convirtió la sala de espera de su salón de peluquería (Picornell) en librería especializada. Muy recomendable, por cierto. Este espacio, que nació con el fondo de la antigua librería Sagitari, que echó el cierre en 2010, también ha ejercido la especialización, otra de esas fórmulas magistrales a las que tienden las nuevas librerías, ya sea a través de su fondo o de sus actividades complementarias. En Los Oficios hay especialización en poesía (una estupenda selección), con ediciones descatalogadas, revistas de poesía, autoediciones, etc. Un abanico que se ha ampliado con narrativa, ensayo pero también con publicaciones sobre los feminismos, la teoría queer y LGTBQ. En este sentido, son más que destacables algunas de las actividades que llevan a cabo, como es el caso del taller creativo Labia tu rabia, de poesía y rap feministas, que se celebró el pasado mes de octubre.

Amén de talleres, presentaciones, clubes de lectura e incluso pequeños conciertos, una cafetería (como en Literanta o La Biblioteca de Babel) o incluso una buena selección de vinos y una coqueta terraza (también Babel) suponen asimismo oferta complementaria para las librerías independientes que, en palabras del presidente del Gremi de Llibreters, Francesc Sanchis, "están aguantando la crisis". "A nivel estatal, sobre todo en las grandes ciudades, las que registran las bajadas más grandes de ventas son las grandes cadenas", asegura. En el último lustro, el mapa de establecimientos de este tipo ha variado muy poco en Mallorca. En total, asegura, siguen contabilizándose 35 librerías (31 gremiadas y cuatro de la part forana que no lo están). Mientras cerraron Àgora, Maneu, Fiol o Casatomada, fueron abriendo en el mismo periodo Agapea (una delegación), la franquicia Come In, la infantil Lila i els contes y Àlia. "Todos los establecimientos mantenemos un fuerte espíritu de centro cultural para mantenernos y fidelizar clientes", explica. En el caso de Come In (en la calle San Miguel), especializada en idiomas, más que centro cultural se han reforzado como escuela pues cuentan con una sala polivalente donde se dan clases de conversación y gramática inglesa.

Trabajar más horas, ajustar los gastos y cobrar menos son medidas que también han tenido que aplicar todas las librerías, asegura Sanchis, con el fin de sobrellevar la bajada de ventas en los dos últimos años. "Una descenso que ronda el 26%, un dato nacional que puede aplicarse a las islas", detalla el presidente del Gremi. Pese a ello, la librería independiente resiste. Se transforma. Se adapta. Cual camaleón.