José Manuel Casañ. Líder de Seguridad Social. El grupo valenciano cumple 30 años sobre el escenario y lo celebra con un nuevo disco, que incluye un DVD de su presentación acompañado por amigos de la talla de Enrique Bumbury, Sole Jiménez o Carlos Goñi. Encabezan la propuesta de Europa FM para la plaça d´España, el domingo en la Revetla.

­-¿Seguridad Social llegó a tocar en Canal Nou?

-Sí, algunas veces. Hombre, si en treinta años no llegamos a tocar en Canal Nou, sería para habernos matado. A nosotros y a ellos, a todos.

-Pues igual están todos vivos de milagro...

-Sí, ya sé, desgraciadamente. Pero bueno, también hay que tener en cuenta que los programas musicales han ido desapareciendo progresivamente, y los que hay, tipo La voz, Uno de los nuestros y esos, que no están mal del todo, nos pueden hacer pensar que esa es la realidad musical de este país, y tampoco es así.

-Su disco ´30 años con Seguridad Social... por siempre jamás´ es, evidentemente, una celebración...

­-Exactamente, una fiesta para celebrar que seguimos estando aquí. Incluso, afortunadamente, con canciones que han ido pasando de generación en generación, como Chiquilla o Quiero tener tu presencia, que son canciones que suenan por todas partes.

-Treinta años. Eso debe de ser dificilísimo. Imposible, si no hay una conexión muy fuerte con el público. Y, sin embargo, este disco de los treinta años es muy distinto a todo lo anterior. ¿Es el comienzo de algo?

-Estoy convencido de que sí. Pero por lo que te decía antes de que las tecnologías han cambiado absolutamente. El trabajo que ahora mismo tengo en proyecto, por ejemplo, y del que apenas puedo contar nada todavía, será más multidisciplinar. Además, el cedé va a desaparecer, tiene las horas contadas. Hay que buscar nuevos conceptos, porque es como si estuviéramos volviendo a los tiempos en que marcas como Fundador regalaban discos. A lo mejor, que las empresas apoyen y den el disco como una carta de presentación para luego poder tener actuaciones...

-Pero a Seguridad Social no le faltan actuaciones, ¿no es así?

-A nosotros, afortunadamente, no. Pero no hay duda de que las cosas han cambiado de una manera brutal y todavía no se ha encontrado la solución para adaptarse a estos nuevos tiempos. Desde luego, lo que está claro es que la solución tiene que pasar porque la gente pague por disfrutar de lo que otros crean, lo contrario es imposible.

-Y decía que eso afectará a la música, pero hasta dónde, porque el rock se lleva en la sangre...

-Sí, el rock es una actitud. Fíjate que si ponemos un ejemplo paradigmático como Elvis Presley, el 99 % de sus canciones son de amor. O sea, que todo depende de la actitud con que lo hagas. El rock pone un poco más el dedo en la llaga que el pop en cuanto a los temas sociales, a ser un poquito políticamente incorrecto..., porque tienes dentro un Pepito Grillo y las ganas de romper un poco con lo establecido.

-¿Eso sigue realmente vigente en el rock, como sucedía antes, o el comercio ha terminado con todo?

-No, sigue vigente, porque la humanidad no ha progresado tanto, y no me refiero a la cuestión tecnológica, claro. Por ejemplo, la corrupción ha existido, existe y existirá siempre, y siempre habrá temas por los que luchar y que cantar. Yo creo que el rock es un vehículo muy interesante en este sentido. Lo que pasa también es que está sometido a modas y hay momentos en los que determinada gente se pega al rock and roll por interés y lo rebaja en ese aspecto. Pero la realidad es que lo suyo siempre ha sido molestar un poco.

­-Después de escuchar el disco, da la impresión de que han hecho algo así como acercar el frío anglosajón al calor latino... Usted lo dirá mejor.

-Esa fue la idea desde el principio. Voy a remontarme a finales de los ochenta, cuando empezamos a salir fuera de España: Alemania, Francia... Cuando hicimos la primera gira, sobre el 88 u 89, fue como vernos desde fuera, con perspectiva. Y me di cuenta de que, evidentemente, nos gustaba mucho el rock and roll, pero que teníamos una idiosincrasia propia. ¿Cuál era la manera de resolver eso? Pues volviendo a fusionar el rock. No olvidemos la maravilla de que el rock nace de la locura de fusionar el folk blanco con el folk negro. Esa fusión nos venía de una manera absolutamente natural, porque aquí, en España, en Valencia, llevamos generaciones de, por ejemplo, rumbas de Peret. Así que no podíamos ser una imitación exacta de lo anglosajón, porque tampoco seríamos auténticos en ese sentido. Después también tuvimos la oportunidad de empezara a viajar a Latinoamérica, y ahí empezamos a tener el conocimiento y el sentido de lo que yo llamo la música de ida y vuelta. Estábamos abriendo un camino y, a la vez, nos abríamos a un mercado deseoso de cambios. Evidentemente, somos europeos, pero hay que tener en cuenta Latinoamérica. Y, en fin, así empezamos con rumbas, tangos... El resultado fue lo que en los noventa se denominó rock latino, del que nosotros formamos parte e incluso fuimos de los primeros. Después de eso empezamos a mirarnos más el ombligo y empezamos a usar más elementos del folk mediterráneo (griegos, árabes...). De manera que sí, este disco es un poco el compendio de todo eso, una celebración de treinta años y una continuación de nuestro camino en busca del rock mediterráneo, personal, que no sea una copia de algún grupo inglés.

-Seguridad Social en perpetuo cambio..., y quizá ante un nuevo parto.

-Quizá sí, porque somos muy inconformistas. Algunos de los problemas que tuve con otras formaciones anteriores se debieron a que no estaban por el cambio, y yo no podía repetir dos discos iguales. Creo que siempre estaré así, buscando la diferencia. Además, hay también un componente autobiográfico, porque en esos discos se puede ver cuándo estoy triste o alegre.

-Algo tendrá que ver también con el hecho de ir cumpliendo años...

-Desde luego. Las dos cosas a al vez, cumplir años y tener inquietud, curiosidad, ganas de seguir aprendiendo. Hay muchos grupos que siguen teniendo siempre el mismo sonido, y me parece bien que así sea si ellos y su público lo desean; pero en nuestro caso el cambio es evidente, guardando siempre una coherencia, eso sí. Y también hemos sido arriesgados, hasta el punto de que nos hemos pegado algunos tortazos. Pero, en definitiva, siempre hemos sido constantes en los cambios, porque quieras o no todos vamos transformándonos con el paso de la vida. Eso ocurre en todos los campos.

-Pero si el rock es en buena parte una ruptura, una protesta..., ¿significa que estos otros ritmos más latinos de 30 años con Seguridad Social... son más conservadores?

-Las canciones no son sólo música, las letras también son muy importantes. De hecho, para mí siempre ha sido tan importante la letra como la música. Es cierto que nos hemos abierto más de orejas a otras músicas, a otros ritmos, pero nunca hemos dejado de utilizar los elementos que ya utilizábamos al principio. Además, a medida que vas adquiriendo más conocimientos musicales, las canciones van buscando por sí mismas todo lo que necesitan. Sí, es cierto que antes teníamos más puestas las orejeras por desconocimiento, por falta de cultura musical. Y hay que viajar, aprender, abrirse, enriquecerse. En la música y en todo.

-¿Usted nunca ha atravesado una crisis creativa?

-No, porque yo dejo que la creatividad sea la que mande sobre mí. Quiero decir que nunca me he sentido presionado para hacer algo. Ni siquiera cuando he hecho algo publicitario, porque me lo he tomado como un trabajo distinto. Soy un poco anárquico en ese sentido al principio, en el sentido de que una música o una letra pueden llegar de cualquier cosa que oyes, o ves, o sientes, o sueñas... Luego sí, cuando me meto, puedo estar 24 horas como un obseso, buscando una palabra, o un punteo de guitarra, o lo que sea. Y cuando sale es maravilloso. Pero todo siempre de manera muy natural, sin presión, dejando que las canciones vengan a mí, nunca yendo yo a por ellas.