Nacido en Inca en 1942, Gabriel Pieras ostenta un interesante currículum de hombre estudioso, curtido en el silencio de los archivos que guardan como tesoros los documentos que ayudan a entender la realidad de su ciudad. El Ayuntamiento ha decidido concederle este año el Premi d´Honor Dijous Bo por su trayectoria profesional, siempre ligada a la historia y a los personajes de Inca.

–¿Qué significa para usted el premio de honor del Dijous Bo?

–Un reconocimiento al trabajo realizado desde hace más de cuarenta años en el mundo de la historia y la cultura. Ofrezco este premio a la ciudad de Inca, porque es la que me ha hecho a mí, aceptando mis notas y apuntes históricos. Inca ha aceptado todo lo que he investigado y esto representa un placer para mí, porque si no me hubiesen leído, yo no hubiese escrito tanto. He aceptado este premio por el pueblo de Inca y todos aquellos investigadores de la cultura, para que no se desanimen. La verdad es que estoy un poco nervioso (por la concesión del premio) porque yo estoy más acostumbrado al silencio de un archivo, pero estoy satisfecho por mi familia y por mí mismo.

– ¿Cómo definiría el cronista oficial a esta feria tan especial?

–Si se me permite la expresión, el Dijous Bo significa la ´incaritat´. Es una semana en la que los ´inquers´ demuestran como son, en la que expresan su alegría por ser como son. Durante la jornada del Dijous Bo, los ciudadanos de Inca pueden abrir los brazos para recibir a los visitantes. Es un día para compartir, hablar, para ´badocar´, como se diría en mallorquín.

–¿Considera al ´inquer´ como una persona abierta?

–Sí, creo que los ´inquers´ somos abiertos y receptivos a la gente que nos visita. Antes, cuando la ciudad vivía de fabricar calzado, no había tiempo para ello. Ahora sí. El Dijous Bo se ha expandido mucho, gracias en parte a los medios de comunicación.

–¿Desde cuándo está documentado el Dijous Bo?

–Las ferias de Inca existen desde el siglo XIV, y el Dijous Bo es una feria más. Antes, en Inca también había una feria importante en el mes de mayo, pero decidió suprimirla para dar más importancia a la de Sineu, y este pueblo hizo lo propio con su feria otoñal.

–Es decir, que las ferias de Inca y Sineu han rivalizado históricamente.

–No, en este sentido, Inca ha rivalizado más con Llucmajor, con la existencia de pleitos y litigios de por medio. Inca y Sineu están en lugares privilegiados para celebrar grandes ferias. Son localidades alejadas del mar, lo que ofrecía más seguridad por la ausencia de piratas. En este sentido, existe documentación muy buena: en 1412, el alcalde real de Inca comunica a Palma que avise a sus ciudadanos que no vengan a Inca por la presencia de bandoleros. Ello indica que las autoridades de Palma siempre han tenido en cuenta las ferias de Inca.

–¿Se ha suspendido en alguna ocasión el Dijous Bo?

–Jamás se ha suspendido ni aplazado, a pesar de que muchos años ha llovido porque se celebra en otoño. Durante la Guerra Civil, las ferias debían terminarse antes de la llegada de la noche. En los años 40, a partir de las cinco o las seis de la tarde ya no había nadie vendiendo ni comprando en la calle.

–¿Cómo ha evolucionado?

–Las ferias han evolucionado en la medida de sus respectivos tiempos. Antes era sólo comprar y vender. A principios del siglo XX se convierten en un lugar de ocio, de divertimento. El Dijous Bo se organizaba solo hasta que el Ayuntamiento institucionalizó la feria con la construcción de la ´quartera´ en 1920.

–¿Qué le falta y qué le sobra, a su entender, al Dijous Bo?

–Es bueno que se ha recuperado el mercado payés, pero le falta la ganadería y algunas costumbres como la ´segona Fira´, cuando los yernos compraban turrón a los suegros. La feria de muestras permanece viva, pero se ha perdido algo de identidad y patrimonio. Pero el Dijous Bo está muy vivo. ¿Sabe por qué se le denomina así?

–No. ¿Por qué?

–Cuando las ferias se reglamentan, el Ayuntamiento decidió que los jueves que seguían a los domingos de feria no hubiese mercado. Entonces, cuando venía el primer jueves seguido de un domingo sin feria, la participación popular era mucho mayor. La expresión era la de ´quin dijous més bò´. En 1807, ya aparece en documentos el concepto de Dijous Bo.

–¿Cuál es el futuro de la feria?

–La feria tendrá futuro siempre que los mallorquines quieran mantener su patrimonio.