El infinito, además de la naturaleza, es el hilo conductor de la exposición que los artistas Joan Costa y James Lambourne inauguran el próximo día 11 en el hotel Font Santa de la mano de Aba Art. En los jardines, cerca de la piscina, se invita al visitante a la reflexión sobre lo eterno con la instalación pétrea del británico afincado en la isla: es el símbolo del infinito. Dialoga con esta pieza una escultura en mármol de Carrara del mallorquín Costa. Una estupenda pieza que emula un alga, también infinita.

"Son dos artistas muy distintos en su modo de expresión y en las técnicas que utilizan, pero están muy conectados ambos con el tema de la naturaleza", sostiene la comisaria del proyecto, Ana Torán. Mientras Lambourne no actúa sobre los objetos hallados (son usados como objet trouvé), Costa precisamente se caracteriza por su intervención en el material.

Los paseos e intervenciones espontáneas al aire libre son la base del proceso creativo de Lambourne, quien ha instalado algunos hitos de piedra -de material proveniente de Randa- en las acequias y otros espacios del hotel, reformado por Antoni Esteva. "Lo de caminar me viene de muy pequeño. Cuando llegué a Mallorca, ya me traje una piedra en el bolsillo de Inglaterra", confiesa el artista, que también intervendrá con un santuario en un pequeño bosque al fondo del hotel.

Para Torán, "los dos artistas te cambian la mirada. Te hacen ver la naturaleza con asombro. Ambos poseen esa capacidad de descubrirnos tesoros", refiere, mientras explica que Costa instalará uno de sus bosques blancos en el otro flanco del jardín. Justo al lado, hay otra escultura suya en hierro que es una poseidonia.

El agua -hay que recordar que la Font Santa es el único balneario natural de Balears- ha sido otra fuente de inspiración en esta muestra. De ahí la serie de algas de Costa, esculpidas en su estudio de Esporles.

En la galería del hotel, al fondo, descorchan la exposición -titulada Font infinita- dos cuadros de los artistas. La sala, está dividida en dos, una para cada creador. Pese a la partición, el diálogo entre sus obras persiste. En las piezas de Joan Costa, la sombra que proyectan es casi tan importante como la solidez del objeto. Además de esculturas y maquetas, también hay varios papeles trabajados con tinta litográfica que están relacionados con las obras en tres dimensiones. Para la ocasión, ha realizado una gota de agua, una bola con acupuntura y una montaña de sal.

La obra más grande de Lambourne es uno de sus famosos portales de piedra, que conducen a otra dimensión. El trabajo con las piedras tiñe también las pinturas, una suerte de constelaciones con su propio lenguaje.