Adentrarse en un banco de atunes, descubrir que hace seis millones de años el Mediterráneo se secó y se transformó en un desierto y conocer cuáles son los peligros reales que hoy amenazan su futuro son algunos de los atractivos de Mediterráneo. Nuestro mar, como nunca lo has visto. Una muestra que se puede visitar en CaixaForum hasta el próximo 8 de mayo y que se presenta como "mucho más que una exposición: es una puerta abierta a la reflexión sobre nuestra relación con el mar y sobre cómo hay que actuar ante hechos objetivos como la superpoblación de las costas y la limitada capacidad de renovación de sus aguas, convertidas en una zona con unos niveles de contaminación y de especies en peligro de extinción de los más altos del mundo", según señaló ayer durante la inauguración la directora de CaixaForum Palma, Margarita Pérez-Villegas.

Pasado, presente y futuro se dan la mano en una exposición que pide "la concienciación e implicación de todos para su conservación" y que, no obstante, ondea la bandera del optimismo: "Los daños causados por la masificación y la industrialización son, por suerte, reversibles. Existe un optimismo de lucha", subrayó Javier Hidalgo, del Área de investigación y conocimiento de la Fundación Bancaria 'la Caixa'.

El recorrido de la muestra arranca con El grifo del Mediterráneo, un módulo que recuerda que la mayor parte del agua de este mar entra por el Estrecho de Gibraltar, siendo otras fuentes las precipitaciones, el agua dulce del mar Negro y el caudal de los ríos. También se explica su origen: unos seis millones de años atrás, un movimiento en las placas tectónicas convirtió el Mediterráneo en un auténtico desierto. De repente, y a consecuencia de otro fenómeno geológico, se abrió un nuevo canal a través del Estrecho de Gibraltar y el Mediterráneo se llenó de nuevo a lo largo de un periodo máximo de dos años, en la que está considerada como la mayor inundación de la historia, gracias a las aguas revertidas por el océano Atlántico.

Este periodo de la historia geológica del Mediterráneo se conoce como la crisis salina del Messiniense. Observar la evolución de la crisis salina formada durante una evaporación masiva de agua es una de las propuestas que acoge la muestra, que exhibe un testigo de desecación: una roca de sal de aquel periodo.

En otros módulos se compara el grado de salinidad del Mediterráneo respecto a otros mares, como el Muerto o el de Barents; y también las arenas de sus playas, que se pueden tocar y observar con lupa para conocer qué restos esconden.

La muestra también permite escuchar el Mediterráneo, a través del sonido de delfines y ballenas, e introducirse en algunos de los actuales programas de investigación científica como pueden ser el Sistema de Observación y Predicción Costera situado en Balears, el primer laboratorio submarino y un pequeño robot que recoge muestras del fondo marino y que subraya la importancia de la ciencia en la conservación.

Las especies invasoras, los animales marinos en peligro de extinción (una treintena, desde la manta a la lapa o el mero), la acidificación y el efecto de los metales pesados en los peces y en los humanos son otros temas que se abordan.

La exposición ofrece una serie de actividades paralelas, como un ciclo de conferencias que comienza el próximo día 11 con Joaquín Tintoré, uno de los mayores especialistas en variabilidad de los mares.