El hilo conductor de esta edición del Festival de Poesia de la Mediterrània vuelve a ser Ramon Llull, pero también Llorenç Moyà (este año se conmemora el centenario de su nacimiento) y los miles de refugiados "que tocan a la puerta de esta Europa egoísta e ignorante de la que se avergonzaría Llull como nos avergonzamos nosotros", señala el director del ciclo, Biel Mesquida.

El festival alcanza este año la mayoría de edad "con salud, inteligencia, bondad y mucha poesía". Y mantiene la estructura y características de los últimos años: el predominio de los recitales, la programación de espectáculos músico-teatrales y el contacto con los centros educativos. Únicamente ha caído del cartel la ya tradicional lectura poética en el centro penitenciario de Mallorca, una situación que ha apenado mucho al escritor y articulista de DIARIO de MALLORCA. "Intenté reunirme con su director muchas veces pero no lo conseguí", lamenta. "Este año no nos han querido y protesto: la cárcel debería recibir a todas las instituciones culturales", sostuvo.

Por segundo año consecutivo, el festival estará dedicado a Llull, "escritor nacional catalán, homenot universal que vive, 700 años después de su muerte, en el catalán que fomentó como lengua apta para todo uso y capaz de decir la realidad y crear de nuevas". Mesquida reivindicó al filósofo como "figura que nos empuje a conseguir objetivos desmesurados y practicar escrituras y lecturas singulares que abran la lengua a la terra incògnita de la literatura". Asimismo, lamentó que las celebraciones en torno a él no hayan penetrado más allá de la epidermis de la sociedad. "No hemos sido capaces de hacer nada más que una conmemoración pobre y anticuada", continúa. "Este festival piensa en Llull para hacer poesía, lengua, justicia y para construir puentes sobre el Mediterráneo", agrega.

Un total de nueve lenguas diferentes podrán escucharse en los distintos actos que se celebrarán entre el 23 y 30 de este mes. Hay dos que serán nuevas en el festival: el ruso, del poeta Viktor Kullé, y el georgiano, de Irakli Kakabadze. "Son dos figuras muy importantes y jóvenes así como grandes traductores", destaca Mesquida. "La traducción, para mí la lengua de Europa, es muy importante para este acontecimiento poético. De ahí la enorme presencia de poetas-traductores: Miren Agur, Pau Sif, Enrique Juncosa o Ruxandra Cesereanu también lo son", apunta. Mesquida se detuvo unos minutos en hablar de Kakablazde, "que también escribió un teatro de denuncia ligado a los derechos humanos, un poeta que fue encarcelado y torturado en Georgia y que hubo de exiliarse tres años en EE UU. Cuando regresó, lo volvieron a perseguir y ahora es un escritor refugiado en Barcelona", comenta. En este sentido, el autor de Trèmolo reivindicó el papel del Pen Català: "Desde este organismo, pensamos que el Govern de izquierdas debería actuar para que una tierra como Mallorca, que recibe muchos turistas, acoja a este tipo de escritores".

En cuanto al programa, apoyado por el Consell, la UIB, el IEB y la Fundació Casa Museu Llorenç Villalonga y que cuenta con la colaboración del Ayuntamiento de Palma, el Principal, ACA, el Pen Català, el Hotel Jaime III y Vanity Hotels, el grueso lo conforman los recitales. Habrá cinco: el día 23, Sant Jordi, en la plaza Major y en Cort; el 24, en la Casa-Museu Llorenç Villalonga; el 25, en el Institut Joan Alcover con sus alumnos y los del Ramon Llull; el 26, en la Festa de la Poesia. Los espectáculos músico-teatrales son: El gust es nostre de Joan Gomila (23); Parasceve de Blai Bonet (24); el concierto de Joan Miquel Oliver, que presentará Pegasus (25) y L'incendi de les papallones de Agnès Llobet (30).

La intención en 2017 es repartir el festival -presumiblemente con más recursos- durante todo el año.