El Casal Solleric inauguró ayer dos muestras de los vencedores del concurso Creart 2016, una línea de ayudas impulsadas por la Fundació Palma Espai d'Art. Toni Amengual, ganador del premio individual, junto a Helena Lugo y María Royuela, distinguidas con el premio de comisariado, son los responsables de las obras expuestas, críticas con la situación presente de la isla y que podrán ser visitadas hasta el 18 de agosto de las 19.00 a las 00.00 horas.

Toni Amengual, fotógrafo mallorquín nacido en 1980, presenta Holy Days en el Espai Born del centro. Con esta obra pretende mostrar la identidad colectiva de Mallorca por medio de una colección de souvenirs que ha ido adquiriendo desde hace dos años. El ensayo fotográfico busca que el espectador reflexione acerca del modelo turístico y cultural de Mallorca, es decir, sobre qué imagen de la isla se da al extranjero y también cuál es el perfil de turista que compra esos souvenirs, ya que la mayoría de los que ha adquirido tienen alguna connotación sexual. "A primera vista pueden parecer groseros, pero cuando los fotografías, los colocas dentro de una sala como esta y les das un cierto tamaño, se transforman en arte, o no", apuntó Amengual sobre su obra.

El primer souvenir que compró es la figura de un pene decorado con delfines y palmeras y el último es una pieza de cristal con la forma de la isla de Mallorca y el retrato del artista grabado, que le costó unos 100 euros. "El turismo no es el problema, sino la gestión que damos de nuestra isla", aseguró Amengual.

Helena Lugo, comisaria de arte mexicana, y María Royuela, museógrafa mexicano-española, protagonizan la otra exposición, De regreso a la isla, en el Àrea 1 del Solleric, compuesta por 13 obras y que conmemora el quinto centenario del libro de Tomás Moro, Utopía.

"Hemos trabajado durante cuatro meses y que al final se materialice aquí es casi un sueño para nosotros", agradeció Royuela.

La idea de la exposición parte del libro de Moro y el concepto de perfección irrealizable que supone su idea. Pretende hacer una crítica al sistema actual y pensar en la isla como posibilidad. "Lo que queremos es hacer un regreso a Utopía a través de la isla de Mallorca para ver qué queda de lo que Moro prometía", explica la comisaria.

Algunas de las obras que conforman la muestra son Marine snow III de Carl Gent, que utiliza el naufragio del Titanic como metáfora de la modernidad y las promesas rotas; una instalación audiovisual y plantas llamada Prologue to the Book of Poisons, de Derzu Campos, que cuestiona la convivencia entre naturaleza y el progreso de la modernidad; o Dejar las cosas, que ellas sabrán, de Julià Panadès, compuesta por cinco collages que recogen pedazos de la isla y cuentan su historia.

Una de las obras más representativas de la exposición es Al borde de la isla, de Rodrigo Red. Se trata de una instalación escultórica inspirada en la forma en que el Rey Utopo ordenó la creación artificial de la isla perfecta, separada del resto del mundo.

La muestra finaliza con un sobre entregado a cada visitante "para ser abierto en otra parte" -ese es su título-. La idea es que la gente salga en busca de su propia utopía.