­Un año más el primer domingo de mayo fue especial en Es Llombards, en el municipio de Santanyí. Es la fecha señalada para revivir la demostración de uno de los oficios más antiguos de la payesía y que en la actualidad se ha ido perdiendo por el auge de la mecanización.

El esquilado de ovejas a mano y con tijera convocó de nuevo a numerosos curiosos y a gente nostálgica de los oficios antiguos en el exterior del campo de fútbol de Can Martina, donde unos 25 tonedors demostraron sus habilidades a la hora de esquilar la lana de las ovejas ante la inminente llegada de la época más calurosa del año.

Las edades de los participantes fue más homogénea que en anteriores ediciones, aunque la mayor parte oscilaba entre los 50 y 70 años. La nota triste más destacada entre sus conversaciones era la desaparición de tres de los especialistas mayores que hasta el pasado año formaron parte de la fiesta, para los que se guardó un especial recuerdo.

A pesar de la climatología adversa, el domingo en Es Llombards fue una verdadera fiesta que comenzó como ya es tradicional con la merienda conjunta de los tonedors, a base de sobrasada payesa, coca de verdura y esclafades, todo ello condimentado con queso y vino de la tierra, mientras eran amenizados por los xeremiers.

Seguidamente, en los terrenos de Can Martina se procedió a la demostración de esquilado, un procedimiento ancestral que hace décadas, incluso, condicionaba las bodas, ya que se esperaba a tener la lana para poder rellenar los colchones para un nuevo hogar.

Tras el concurso-demostración finalmente fue de nuevo la plaza d´es Pou el lugar elegido para el fin de fiesta, un punto de reunión y hermandad entre todos los vecinos para degustar además de los productos tradicionales una suculenta paella y disfrutar de una agradable velada.