Exquisita, ambientada con verdadero celo y precisión y con un planteamiento de la historia inusual, dando el protagonismo a los seres menos privilegiados, esta es una espléndida visión del triunfo de la Revolución y de la caída de la monarquía en Francia centrada en tres días, del 14 al 16 de julio de 1789, que conmovieron los cimientos del país vecino.

Entusiasmado desde que en 2002 leyó la excelente novela de Chantal Thomas, el director Benoit Jacquot decidió entonces llevar el texto a la pantalla, pero esperó el momento oportuno para que esa labor, complicada porque como película de época requería de un notable presupuesto, se hiciera con dignidad y con los medios necesarios.

Esa circunstancia, finalmente, se dio en 2011 y el proyecto ha tomado cuerpo de la mejor forma posible. Lo que el espectador contempla es un periodo muy breve pero trascendental en el devenir galo, concretamente desde la toma de la Bastilla por el pueblo hasta que el rey Luis XVI cesa a su primer ministro Breteuil visto a través de los ojos de una modesta criada de la reina Maria Antonieta, la joven lectora Sidonie laborde.

Presentada a concurso en el Festival de Berlin, es una coproducción con reducida participación española que se filmó en los propios y exclusivos escenarios de Versalles. Aunque el director Benoi Jacquot, un ilustre desconocido en España pese a que ha dirigido una veintena de largometrajes, ha respetado en esencia el texto original, ha cambiado algunos aspectos relevantes, especialmente la edad de la protagonista, que aquí es mucho más joven, y su renuncia a las vueltas atrás, conservando la unidad de tiempo.

Se trataba, sobre todo, de ver lo que está pasando en París desde un observatorio tan privilegiado, pero tan ajeno a lo que realmente sucede en la capital, desde la óptica de una sirvienta que tiene, eso sí, acceso directo a la Reina y que es testigo casual de momentos clave e íntimos de la misma.

Por eso su mirada arroja infinita luz sobre la monarca y sobre los últimos momentos que vivió en Versalles, incluida su inusitada pasión por la bella Gabrielle de Polignac. La importancia de lo que se cuece en la ciudad se siente a la perfección.