Supone la presentación en la gran pantalla de un nuevo héroe norteamericano procedente de la literatura, Mitch Rapp, protagonista de una serie de libros escritos por el desaparecido Vince Flynn, que podría abrir paso, si los resultados en taquilla son lo satisfactorio que esperan sus productores, a una saga.

El caso es que Mitch es una variante del arquetipo del agente secreto, vinculado por supuesto a la CIA, a mitad de camino de James Bond y Jason Bourne pero, desgraciadamente, sin la simpatía y la brillantez del primero ni la seriedad, el rigor y la inteligencia del segundo. De todos modos, y a pesar de que su primera película no es probable que sea un acontecimiento, sí puede dar paso, por lo menos, a la consiguiente secuela. Es lo mejor que puede señalarse del director Michael Cuesta, que ha realizado títulos no demasiado relevantes, como son 'Homeland', 'LIE' , 'El fin de la inocencia', 'Roadie' y 'Matar al mensajero', y que aporta aquí, sobre todo en la primera mitad, bastante superior a la segunda, una loable agilidad. Incorporado con discreta fortuna por el joven actor Dylan O ?Brien, que se ha hecho popular con los dos productos de la serie 'El corredor del laberinto', 'American assassin' comienza con la inevitable secuencia impacto, en este caso un atraco terrorista que tiene lugar en las playas de Ibiza, aunque se rodó en escenarios de Malta, y en el que un nutrido grupo de turistas son impunemente masacrados. Para desgracia de Mitch, entre los muertos se encuentra su novia, con la que estaba pasando unos días de vacaciones.

Esta tragedia va a marcar el futuro del personaje, que inicia su itinerario para encontrar a los asesinos y acabar con ellos. Con apenas 23 años, el joven agente, que ya perdió a sus padres a los 14 años en un accidente de tráfico, logra ser aceptado en la CIA gracias al apoyo que recibe de la directora Irene Kennedy y de un veterano agente de la guerra fría, Stan Hurley. Con esta base argumental se va perfilando la historia, que enfrenta a los servicios secretos de Irán y de Estados Unidos e Israel y que se agrava con el robo de 15 kilos de plutonio que podrían ir destinados a hacer posible una guerra nuclear. Una situación límite que obliga a Mitch a moverse en dos frentes.