Deliciosa con encanto y con un nivel de recursos de animación digital realmente notable, hay que subrayar las virtudes de este largometraje franco-canadiense como una muy seria, convincente y profesional apuesta que no tiene nada que envidiar a las producciones made in Hollywood, incluidas las de la factoría Disney. El debut en la dirección cinematográfica del veterano de la pequeña pantalla Eric Summer, que lleva trabajando en el cine animado desde comienzos de los noventa, no ha podido ser más afortunado y se ha visto respaldado por la colaboración de un Eric Warin que, aunque solo alberga en su filmografía un corto del género, promete llegar muy lejos al respecto.

El caso es que este cuento divertido, ingenioso y esteticamente impecable hará sin duda las delicias de adultos y menudos. Lo que se impone en la cinta es, por supuesto, la calidad de los materiales estéticos y las técnicas de animación empleadas. Para ello, resaltando los aspectos más llamativos, se han utilizado elementos decorativos soberbios, fruto de una ambientación en el París de finales del siglo XIX, cuando la Torre Eiffel se encontraba en plena construcción y la Estatua de la Libertad, dos auténticos iconos del entorno urbano de la capital de Francia, estaba a punto de caramelo.

Es este el contexto en el que la simpática y atractiva Felicie, una niña que se ha fugado del orfanato en el que estaba recluida, deja la Bretaña francesa para iniciar su conquista de la Opera parisina. Con la suerte añadida de contar con la inestimable ayuda de su compañero de fatigas Víctor, que tiene en la tarea más motivos que los de la simple amistad. Es entonces, al quedarse Felicie maravillada con las bailarinas de la Opera que aspiran a intervenir en una representación de Cascanueces, cuando se produce la fusión entre baile y música y la película adquiere su verdadera dimensión. A partir de ee momento, tras contemplar y escuchar a Camille interpretar 'El baile de los cisnes', la única meta para la jovencita es conseguir ser la elegida. Para ello tendrá una terrible competencia, especialmente de una Camille cuya madre luchará con todos los medios a su alcance.