Pone a prueba al espectador con una sucesión de momentos terribles que sitúan el tema del canibalismo en primer plano y que dejan en pañales a películas como 'El silencio de los corderos' de Jonathan Demme. 'Crudo' es una incursión en las esferas del horror que obliga a parte del público a apartar a menudo la vista de una pantalla que se convierte en festín macabro.

Ha impactado allá por donde se ha proyectado, incluyendo la Semana de la Crítica' del Festival de Cannes y ha situado en primer plano de actualidad a una guionista y directora, Julia Ducournau, que se introduce en un terreno que combina lo enfermizo con lo repugnante.No es demasiado aventurado pronosticar que esta película, como está sucediendo, se convierta en un referente de un tipo de cine que va más allá de lo que se ha visto hasta ahora al respecto.

Segundo largometraje de Ducournau, que debutó con la tv movie 'Mangue' en 2012, si algo pone de manifiesto es que traspasa todos los límites de lo que podría definirse como el buen gusto, sin caer ni en lo grotesco ni en lo ridículo. Lo hace en un proceso in crescendo que sufre en sus carnes la protagonista, una Justine que se llama así por el revelador homenaje de la realizadora a la novela del Marques de Sade 'Justine o las desventuras de la virtud'.

A sus 16 años, la estudiante de la facultad de veterinaria, la misma carrera que siguieron sus padres, va a sufrir un proceso de transformación, una auténtica metamorfosis, como consecuencia de la experiencia de asistir a las novatadas de sus nuevos compañeros. Será en este ambiente sin límites en el que el encuentro con su hermana Alexia, que va en este ritual siniestro por delante de ella, le abra paso al menú de la carne cruda. Si por sí solas las dos hermanas carecen de escrúpulos para cometer sus tropelías, formando tandem se erigen en una máquina de destrucción que establece, incluso, un plan de actuación criminal para conseguir víctimas entre los conductores que caen en sus redes.

Todo un muestrario salpicado de sangre y recreado con una intensidad y una vitalidad nada frecuentes en una mujer cineasta que deambula por estos antros con una convicción más que sorprendente.