Su sabor genuinamente galo y la originalidad del planteamiento son soportes lo suficientemente sólidos para que esta comedia romántica, que pretende observar a la pareja desde una perspectiva rabiosamente actual y situando la transparencia y la sinceridad en primer plano, cumple su objetivo de entretener y en algún caso fascinar al espectador.

No es nada trascendente y se sitúa en escenarios poco ambiciosos, pero por lo menos aporta cosas de su propia cosecha y se ve con cierto grado de satisfacción. Es la primera película que vemos en España del director y guionista, y también actor en ocasiones, Emmanuel Mouret €que incorpora en la cinta el papel de Louis€, con sobrados motivos para que su filmografía de media docena de largometrajes hubiese llamado la atención de nuestros distribuidores.

Utilizando como reclamo el título de la obra clásica de Ovidio y en apenas 85 minutos, convierte la pantalla en un cruce de historias de personajes de clase media que tienen un ingrediente común, la preocupación por un amor que siembra de insatisfacción numerosas relaciones de pareja y que lleva a él y a ella a tratar de replantear la unión. El elemento más común a las situaciones que vemos es, sin duda, el propósito de los amantes, tanto si son matrimonio como si solo buscan el placer, de afrontar las cosas desde la crudeza de la verdad, sin ocultar hipotéticos engaños e incluso con una evidente comprensión de los mismos. En este sentido, lo más curioso es que esa postura conduce a veces a soluciones pintorescas e inesperadas, que emergen por la inevitable influencia de los celos o de una falta de convicción en lo que se está predicando.

Desde la joven y atractiva vecina que necesita que le digan que es deseada para movilizarse sexualmente, aunque a la postre siempre surja algún impedimento, hasta la pareja que abre la vía al amor fuera de la propia relación, demostrando una permisividad que parece solo de fachada, los diferentes relatos que nutren la cinta oscilan entre una teórica puesta al día en materia de sexo y una irrupción elocuente de los prejuicios.