Su agilidad y frescura, pero sobre todo su capacidad para llevar las cosas más allá de todo lo previsible, hasta configurar un cuadro realmente extremo y, en ocasiones inverosímil, llaman poderosamente la atención y configuran un nuevo y estimulante thriller nórdico.

Sin tiempos muertos, metiendo de lleno al espectador en una trama que es tan intensa como a veces angustiosa y sin desdeñar, junto a la crueldad y a la violencia, un toque de humor y de cinismo, esta película se gana la recomendación a pulso y pasa a formar parte de ese cine independiente y exótico, puesto que procede de una Noruega cinematográficamente desconocida en España, que se agradece con creces. Consecuencia, sin duda, del «boom» de la literatura y del cine negros surgidos tras el éxito mundial de la trilogía Millenium de Stieg Larsson, que ha mostrado una realidad de los bajos fondos nórdicos muy distinta a la del tópico de la sociedad avanzada y ejemplar, está también basada en una fuente escrita, la novela de Jo Nesbo y debe unirse a otro producto sueco reciente notable, Dinero fácil, adaptación del libro de Jens Lapidus.

Sin olvidar que se trata tan sólo del tercer largometraje, primero en verse en España, del director Morten Tyldu. La mayor novedad de esta cinta es que muestra los niveles desmesurados a que puede llegar la ambición de un individuo empeñado en mantener un estatus elevado. Como dice el título internacional, nos familiariza con los «headhunters» o cazatalentos, las personas que se dedican a contratar a individuos idóneos para dirigir empresas relevantes.

Roger, el protagonista, es uno de estos tipos y tiene todo lo que se necesita, tanto en el plano económico como en el afectivo, para sentirse plenamente satisfecho. A pesar de ello y de su complejo de bajo con su estatura de 1'68, su matrimonio con la propietaria de una galería de arte y bella Diana, le empuja a convertirse en ladrón.