Es una vuelta a las andadas sin sorpresas de bulto y con planteamientos idénticos a la primera entrega, Infiltrados en clase que vimos en 2012, que responde a criterios de rentabilidad y que permite a los dos protagonistas, Jonah Hill y Channing Tatum, explotar su repertorio de excentricidades y salpicar la trama de expresiones chabacanas con el sexo como referente. Lo hacen, por supuesto, incorporando de nuevo a los policías Schmidt y Jenko, que después de haber logrado sus objetivos en una primera misión de desarticulación de una banda de traficantes de droga en el instituto reciben de su inefable superior, el capitán Dickson, la orden de actuar con idénticos presupuestos, pero ahora en la universidad.

El caso es que la inefable pareja se camufla como si fueran estudiantes y traza su estrafalario, aunque infalible plan, de identificar al «camello» de turno a partir tan sólo de una foto que muestra un tatuaje en su brazo.

Basada en la serie de TV 21 Jump Street, la cinta ha tratado por encima de todo conservar los esquemas de la película precedente, manteniendo no solo a los actores principales, también a los dos directores, Phil Lord y Christopher Miller, que antes de entrar en este ámbito solo habían dirigido el largometraje de animación Lluvia de albóndigas, y al guionista Michael Bacall.

De este modo, los agentes Schmidt y Jenko tienen vía libre para recrear su repertorio de gestos y expresiones sin ninguna cortapisas. Es un ejercicio exagerado y grotesco, llevado a sus últimas consecuencias a menudo, que solo puntualmente convoca la sonrisa y despierta el humor.

En su favor tiene la labor estimable de un Jonah Hill que se ha erigido en un nombre de prestigio en Hollywood tras ser nominado al Oscar por Moneyball: rompiendo las reglas y El lobo de Wall Street, acompañado por un Channing Tatum que debuta en la comedia con irregular fortuna, demostrando un mínimo de química con su compañero-pareja.

Con soluciones discutibles, que a veces llevan las cosas al límite del cómic irreverente, y con pinceladas seudorománticas, que vinculan a Schmidt con la atractiva Maya, que al final resulta ser la hija de capitán Dickson, la cinta se sigue con desigual interés.