Sus limitaciones presupuestarias respecto a las producciones de Hollywood del género saltan a la vista, pero aun así esta película de animación española, en coproducción con Canadá, supone una contribución modesta pero aceptable a un cine que trata de abrirse caminos y mercados internacionales. Dirigida por dos debutantes en el largometraje, Alberto Rodríguez y Nacho de la Casa, ambos han sabido orquestar un equipo de profesionales de innegable entidad que imita con solvencia los esquemas del cine norteamericano y que emplea como base de partida un relato cuajado de influencias del cine negro. Aunque la trama se enfría en algún momento, hay motivos por lo menos para que los adultos apenas se aburran. Además se ha cuidado con notable celo el tema de las voces de doblaje eligiéndose para ello alguno de los actores más de moda actualmente (entre ellos Dani Rovira, Michelle Jenner y Fernando Tejero) y reconocidos especialistas en la materia de la talla de Carlos Areces y José Mota.

Con los perros como motores indiscutibles de la historia, el protagonismo recae en uno de raza Beagle que vive con todo tipo de lujos y disfrutando del cariño de sus dueños, los padres Ted y Susan y la hija Paula. Tanto es así que cuando surge un pequeño problema, ya que necesitan encontrar a alguien que se quede con Ozzy mientras la familia pasa unas vacaciones en Japón, deciden internarlo en un balneario de lujo para chuchos, Blue Creek. Desgraciadamente, apenas Ozzy se queda en su supuesta residencia exclusiva el cambio que se produce en la misma es radical, transformándose en un centro penitenciario vigilado por perros agresivos donde priman los malos tratos.

Es entonces cuando se advierten influencias de clásicos del cine negro, vinculados a recursos obligados de estos ambientes como el intento de fuga o el torneo deportivo entre los presos, que remiten a cintas que van desde 'La gran evasión', 'La leyenda del indomable' y 'Evasión o victoria' hasta 'Cadena perpetua'. En fin, caldear el relato hasta que la vuelta de la familia acabe para siempre con la pesadilla.