Tiene más virtudes que defectos y sus logros más acusados se dejan ver en una realización de Taylor Hackford inspirada en el cine negro clásico, a pesar de dar la impresión de estar un tanto anticuada, y en la no excesiva dependencia de las secuencias de acción, que aunque son extremadamente violentas, sobre todo la pelea en el apartamento con cuchillo incluido, no proliferan demasiado. Se deja constancia, asimismo, de la veteranía del cineasta, que ya abordó el género en títulos como ´Contra todo riesgo´ y, en menor medida, en ´Noches de sol´.

Lo que Hackford, nominado al Oscar por ´Ray´, ha hecho, en definitiva, es una combinación de cine policiaco y de thriller violento discreto que no despertará, desde luego, entusiasmo pero que tampoco aburre. Y eso en una película de dos horas es un indudable mérito. Eso sí, se ha perdido la ocasión de hacer algo más brillante y notable.

La novedad más importante es, con mucho, la presentación en la pantalla grande de Parker, el personaje creado por el ya fallecido escritor Donald E. Westlake en 1962 que ha forjado a su alrededor una verdadera legión de admiradores. Lo curioso es que Parker moría en su primera aventura literaria, pero a ruego de los lectores el novelista optó por "resucitarlo" 23 años después, abriendo paso a una colección muy famosa de dos docenas de libros escritos a lo largo de 46 años. Este debut en el cine se basa en ´Flashfire´ y es probable que sea el comienzo de una serie dedicada al personaje. El actor que lo encarna, un Jason Statham convertido en el arquetipo del duro contundente, no sale muy airoso en su tarea, si bien sabe mantener casi siempre el tipo.

Modelo de antihéroe, Parker es un ladrón de objetivos imposibles que culmina con éxito sus golpes gracias a su rigor en el trabajo. Algo de lo que el espectador se percata en las primeras secuencias, que muestran la forma en que mueve a sus peones. Lo peor es que a veces su banda no está a la altura de las circunstancias.