No aprovecha las posibilidades reales del argumento, que daba mucho más de sí, y ni siquiera tiene el comfort y la talla de gran parte de la obra del director Chris Columbus, un especialista consumado en productos juveniles, con títulos de enorme éxito y de estimable entidad, del tipo de 'Solo en casa' , 'Harry Potter y la Cámara Secreta' y 'Aventuras en la gran ciudad', que ha estado aquí por debajo de su habitual categoría.

Esta combinación de comedia pseudoromántica y de acción sobre la base de un relato fantástico, ofrece en el primer aspecto resultados poco o nada satisfactorios y en el segundo solo unos efectos visuales correctos pero que ya no sorprenden practicamente a nadie.

Convertido en productor y protagonista, Adam Sandler no lleva ambas riendas con la destreza necesaria y en realidad lo único que oferta es una película muy modesta en todos los aspectos que cae en excesos un tanto ba- nales en su vertiente humorística.

Tiene, eso sí, un componente nostálgico que llamará la atención de los aficionados veteranos a estos juegos electrónicos ya que se vale de franquicias de la enorme popularidad de Donkey, Pac, Centipede, Galaga o Q.

La idea original surgió de un corto francés de apenas dos minutos de metraje, sobre una invasión extraterrestre de nuestro planeta, dirigido por Patrick Jean en 2010, al que los guionistas Tim Herlihy y Timothy Dowling añadieron una trama poco inspirada y basada en el eterno tópico de que toda relación amorosa que comienza con signos de fracaso acaba imponiéndose contra viento y marea. Sus protagonistas son un instalador de equipos de consolas y videojuegos de alta precisión, el decadente