Conserva en esencia los mismos ingredientes de las tres películas previas, con dosis masivas de acción y de efectos visuales que pueden incluso abrumar al auditorio, pero no añade alicientes dignos de resaltar y tiene un ostensible defecto que salta a la vista, su exagerado y desmedido metraje, más de dos horas y media sin contar los créditos.

Da la impresión incluso que a los responsables se les ha ido la mano y la medida de las cosas en una parte final que no termina nunca y que no hace otra cosa que rizar el rizo en materia de espectáculo, eso sí, un tanto cansino. El caso es que el director Michael Bay, que ha realizado las cuatro cintas, reitera su pericia en este cine de tintes fantásticos, si bien se pierde en ocasiones en un laberinto de opciones que no siempre son brillantes y que resultan repetitivas.

Uno de los aciertos de la cinta es que renueva su galería de protagonistas, licenciando al joven Sam Witwicky, incorporado por Shia LaBeouf, y poniendo en su lugar a un veterano Cade Yeager, al que da vida Mark Wahlberg, que aporta unas curiosas notas de humor que figuran entre lo más resaltable.

Experto en informática venido a menos, Cade va a ser fundamental en la supervivencia de la humanidad y va a ser clave la eolaboración de su hija Tessa y su novio, un Shane Dyson que no goza de las simpatías de su futuro suegro.

La Tierra está en un momento crítico, varios años después de la batalla entre los Autobots y Decepticons que han arrasado la ciudad de Chicago y, lo que es peor, se ha creado la sensación entre los hombres de que todo robot alienígena es un enemigo a eliminar.

Tanto es así que la CIA ha creado para ese fin una unidad para darles caza. Sin marginar, por otra parte, a un magnate de la tecnología cuyo papel en la trama tiene mucho más relieve del que en principio aparenta. Guerra y espectáculo van fundiendo así sus resortes en un escenario que amplía sus referentes, de forma que la Norteamérica inicial deja paso a Asia, que asiste a un duelo en el que los aliens buenos y malos libran su suerte definitiva.