Huele un poco a rancio, porque reúne en cometidos esenciales al veterano director Walter Hill, a la baja en los últimos años pero todavía con destellos de su antiguo buen hacer, y al infumable Sylvester Stallone, que hace una especie de homenaje a su emblemática figura, forjando con ambos un decadente thriller de acción que constituye un remedo de muy conocidos títulos policiacos, especialmente del filón de 'Harry el Sucio' y del de 'Límite 24 horas'.

Adaptación de la novela gráfica de Alexis Nolent, conocido por el seudónimo de Matz, y con ilustraciones de Colin Wilson, no aprovecha el caudal de soluciones estéticas y narrativas del original y se limita a describir la venganza que Jimmy Bonomo, un sicario de Nueva Orleans, lleva a cabo tras asistir al asesinato de su compañero por parte de Keegan, un despiadado criminal que mata con una asombrosa facilidad. La novedad en este marco tan trillado es que debe actuar con un policía de origen oriental, Taylor Kwon, estricto cumplidor de la ley.

Con el dúo establecido, lo que sigue no es otra cosa que la labor de dos seres antagónicos, Jimmy y Taylor, cada uno a un lado de la ley pero ahora asociados ante la amenaza de un enemigo común y singularmente cruel que actúa como una máquina de matar. Naturalmente, Jimmy no se queda muy atrás y sus métodos expeditivos no son en principio del gusto del policía surcoreano, aunque no tardará en reconocer que ante determinados indeseables no se puede ir con contemplaciones. Y además, Jimmy se juega mucho más que su colega en la misión ya que su hija ha sido secuestrada por Keegan, que la utiliza como rehén, y con ello, como es lógico, se ha tocado su único punto débil.

Lo más rentable de una película como ésta, menor y con tendencia a saciar el exhibicionismo de Stallone y su inevitable narcisismo, es ese toque de humor que en ocasiones forma parte de unos diálogos poco originales pero con un punto de eficacia que se agradece. No sirve para restablecer los niveles de calidad, que son bajos, pero al menos impide que se instale el imperio del tedio y del tópico.