Reitera de nuevo el considerable nivel profesional de uno de los mejores actores del Hollywood de los últimos años, el malogrado Philip Seymour Hoffman, fallecido por una sobredosis de barbitúricos el pasado mes de febrero con 46 años, y además amplia sus virtudes no sólo al ámbito de la interpretación, también al de la dirección. Aunque esta fue la única cinta que dirigió, hay en ella signos evidentes de su buen hacer en la materia, fruto de una experiencia en este terreno en la compañía de teatro LAByrinth durante casi un decenio.

Por eso, porque sabía que superaría el reto, aceptó protagonizar y realizar este largometraje que es la adaptación de la obra de Robert Glaudini Jack goes boating que él mismo, y el resto de los actores del reparto, interpretaron previamente en la escena y que se erigió en uno de los mayores éxitos off-Broadway de los últimos tiempos.

Las previsiones se han cumplido con creces y aunque con algún retraso, la cinta llega a nuestras pantallas haciendo valer sus innegables alicientes. La base de una realidad como la que vemos en la pantalla es la sólida descripción de unos personajes de clase trabajadora que tratan de salir adelante en circunstancias no especialmente favorables.

Jack y Clyde son amigos y colegas, trabajan de conductores de limusinas en Nueva York, y hacen frente a distintas situaciones en el terreno personal. Jack es soltero, un tanto inadaptado y torpe a la hora de cocinar y de desarrollar cualquier actividad casera, algo que le afecta profundamente ahora que ha empezado a salir con una mujer, Connie, que tampoco es un prodigio y que atraviesa por delicados problemas sexuales.

Clyde, por su parte, está casado con Lucy, con la que atraviesa una creciente crisis. Con este cuadro humano, Jack se obsesiona por rellenar sus carencias, empeñándose en aprender a nadar, con el fin de poder acompañar en un bote a Connie en el lago cuando llegue el verano, y en familiarizarse con la cocina para invitarla a cenar en casa.

La aproximación a estos seres, con handicaps e insuficiencias en todos los frentes, se hace por la vía dramática, con instantes de especial intensidad.