Ocurrente -marca del mejor humor británico-, cercano y con un discurso reflexivo e inteligente. Así es Joseph Fiennes. El actor lo demostró la noche del pasado sábado en CineCiutat, donde acudió para apoyar a la plataforma ciudadana que reflotó los cines Renoir y para compartir un coloquio con los espectadores.

Llegó el intérprete de Shakespeare in love a s´Escorxador a las 21 horas. El protocolo que se había solicitado respetar a los medios se rompió temprano, por obra y gracia del propio actor, que atendió raudo a las primeras preguntas de la noche. "Apoyo la programación de esta sala, que no es tan comercial", declaró. "Creo que el cine es un componente muy importante para nuestra sociedad porque la gente puede ver reflejada su vida y sus preocupaciones en este tipo de narrativa", opinó. El actor, que iba a enfrentarse a las cuestiones de un público que acababa de revisitar Shakespeare in love 15 años después, aseguró que, desde que la rodara, no había vuelto a verla. "Es un poco doloroso, para un intérprete, volverse a ver en una película", concedió. Acerca de los personajes históricos, como el que interpreta en la cinta -el propio Skakespeare de joven-, Fiennes reconoció que le gustan mucho los clásicos "porque hablan de la condición humana, algo que nunca cambia".

Tras estas palabras, el actor -hermano de Ralph Fiennes- se dirigió al interior de la sala, donde le estaba esperando el público, iPhone en mano, para inmortalizarle. Desde un taburete, vecino al de Pedro Barbadillo, explicó que sintió presión cuando hubo de ponerse en la piel de Shakespeare, "incluso tratándose de una comedia romántica". Pero que conocía muy bien la obra del dramaturgo inglés. "Sobre su personalidad, en cambio, se sabe muy poco. Shakespeare es indefinible mentalmente, políticamente y sexualmente. Cuando lees algo sobre este hombre en un capítulo, en el siguiente se dice lo contrario", indica. Frente a esa documentación contradictoria, Fiennes hubo de aplicar la fantasía, "porque en la fantasía encontrarás la verdad, dijo el célebre dramaturgo".

Momentos de hilaridad también los hubo. Un espectador le sugirió al actor que invitara a sus amigos de Hollywood a visitar CineCiutat. "Oh, sí, claro, enviaré un mail a Hollywood", bromeó el británico. Y así de parecidas, hubo unas cuantas. Ducho en anécdotas, el británico recordó que la reconstrucción del teatro The Rose que aparecía en el filme gustó tanto a la actriz Judi Dench "que se lo llevó a su casa".

Amén de cómicos, hubo momentos generosos -y muchos piropos- durante el encuentro. El mejor: cuando el actor recitó de memoria algunos versos de Skakespeare enamorado. Carne de gallina.

Pero no sólo hubo cine. El intérprete habló también de su amor por la televisión y el teatro. "Creo que el cine es el medio de los directores, el teatro el de los actores y la televisión el de los productores y guionistas", apuntó. Asimismo, agregó que los cines son un poco "como dinosaurios". "La televisión tiene frescura, dinero y es el medio que está creando una nueva narrativa ahora mismo", afirmó Fiennes, con un papel en la serie American Horror Story o Flash Forward. "Sin embargo, la única cosa que yo siempre he querido hacer es teatro, pero hacer teatro implicaría irme a Londres y hacer temporadas largas de seis meses, algo difícil de compaginar con mis hijos", confesó. "Pese a ello, creo que el teatro son los Juegos Olímpicos de los actores", sentenció. Lo único que criticó de la televisión es el "cinismo de la publicidad y la política de los estudios, que a veces deciden no renovar temporadas de series muy buenas".

El intérprete, que aseguró que viene a su casa de Mallorca para desconectar, explicó que su próximo proyecto es una película argentina, Game Maker. La despedida sonó a un "gracias" en español. Y se demoró durante diez minutos: el actor firmó autógrafos y se hizo fotos con los espectadores. No dejó a nadie infeliz. Fiennes dio la talla.