Son muchos los que opinan que ir al cine supone en ocasiones un ejercicio de verdadera fe. Fe en el director, en la historia que nos quiere contar y en los actores que deben trasmitirnos con absoluta transparencia aquello que nos quieren y deben dar a entender, ¿o no? El cine más críptico no entiende de generos ni actitudes, ni siquiera quizá pretende resultar complejo o desafiante como tal, sino que saquemos nuestras propias conclusiones. Tan absurdo, pretencioso y sin sentido como este texto introductorio que acaban de leer son estas diez películas, que tras un primer visionado podrían hacerles perder la cabeza, o su poca fe en el mal llamado séptimo arte.

'Carretera perdida' (David Lynch, 1997)

Lynch nunca es lo que parece. Desde su opera prima, la turbadora 'Cabeza borradora', siempre nos ha vendido filmes que aparentan lo que no son. 'Terciopelo azul', posiblemente su mejor película, ya nos dejó claro como entendía el thriller el cineasta de Montana. 'Carretera perdida' pulió aún más su estilo, con mutaciones inexplicables de personajes, alcanzando la cima con 'Mullholland drive', una obra maestra a su estilo que si por algo destaca es por su ausencia de superficialidad. Eso sí, cuando el señor Lynch quiere también es capaz de brindarnos cintas tan entrañables y agradecidamente 'normales' como 'Una historia verdadera'.

'El almuerzo desnudo' (David Cronenberg, 1991)

El caso del cineasta de Toronto es digno de estudio. Un tipo que nunca busca ser complaciente con el espectador, sino todo lo contrario, quiere que se revuelva en su butaca y sufra, y pese a ello goza de un prestigio como pocos. Obsesionado con el sexo, la enfermedad y el deterioro de la carne y la mutación, a Cronenberg no le tembló la mano a la hora de adaptar al cine la inadaptable novela del yonki William S. Burroughs. 'El almuerzo desnudo' es un (mal) viaje tanto por las paranoias de Burroughs como por las de Cronenberg. El resultado es un largometraje enfermizo, decadente, infestado de criaturas viscosas y que culmina con una transformación física de las que quitan el hipo.

'El ángel exterminador' (Luis Buñuel, 1962)

El genio de Calanda jamás habría podido hacer en España una película como 'El ángel exterminador'. Por eso debemos agradecerle a la censura franquista que Buñuel continuara con su arrolladora obra en México, donde gozaba de verdadera libertad creativa. El humor y el esperpento se dan cita en este claustrofóbico ejercicio que bordea sin duda el terror. Lo que pretende Buñuel es ridiculizar a las más altas esferas de la sociedad a través de una serie de adinerados individuos que no pueden salir de la habitación donde celebran un lujoso banquete por razones inexplicables, ya que no hay nada que se lo impida. El comportamiento refinado y las buenas costumbres, nos dice el aragonés, desaparecen cuando lo que escasea es la comida y la bebida.

'Primer' (Shane Carruth, 2004)

Carruth dirige, monta, produce, escribe y protagoniza esta cinta de viajes en el tiempo. Su complejidad reside tanto en los diálogos como en la estructura que adopta. 'Primer' es confusa (es imposible entenderla en un primer visionado, ni en el segundo, tercero...), pero tiene a su favor que logra que el espectador se clave en ella y piense si lo que está viendo en pantalla es fruto del genio de sus protagonistas o de un mal viaje de ácido.

'Pi, fe en el caos'

? (pi) es la relación entre la longitud de una circunferencia y su diámetro, en geometría euclidiana. Lo dice la Wikipedia y podría servir también para definir la primera película de Darren Aronofsky. Para algunos un filme sin pies ni cabeza; para otros, una obra maestra absoluta sin parangon en la historia del cine. 'Pi, fe en el caos' es tan compleja o más que las matemáticas, el punto central de su lisérgico argumento.

'Memento' (Christopher Nolan, 2000)

Unos años antes de transformar la saga Batman para lucimiento de Christian Bale, el británico Christopher Nolan se daba a conocer con 'Memento' ('Following', su opera prima, apenas tuvo repercusión). La película no deja de ser puro cine negro, pero al estilo Nolan. Leonard Shelby (Guy Pearce) quiere vengar la violación y posterior asesinato de su esposa. Pero tiene un problema: sufre amnesia anterógrada, lo que significa que es incapaz de almacenar recuerdos. Para suplir esta falta de memoria usa notas, fotos y tatuajes. A partir de aquí, Nolan ejecuta un rompecabezas imposible de resultados tan impredecibles como desconcertantes para el espectador no advertido.

'Irreversible' (Gaspar Noé, 2002)

Noé reconoce que su vida cambió cuando con 7 años vio '2001: una odisea del espacio'. Nada tiene que ver la segunda película del director argentino con la obra de Kubrick, aparte de su complejidad, tanto narrativa como técnica. 'Irreversible' está contada en orden cronológico inverso. Lo que empieza siendo una locura que invita a abandonar la sala (la violación de Monica Bellucci es gratuitamente brutal), termina desembocando en el más bello, aunque cruel, de los desenlaces, obligándonos a retroceder al principio de la película para darnos cuenta de su genialidad.

'Anomalisa' (Charlie Kaufman, 2015)

Charlie Kaufman es el guionista más excéntrico y paranoide del 'off Hollywood'. A él le debemos algunos de los libretos más originales de los últimos tiempos, como 'Adaptation. El ladrón de orquídeas' o 'Como ser John Malkovich', en donde lo bizarro se entremezcla con una fina ironía y humor negro. 'Anomalisa', su segundo trabajo como director, es un filme de marionetas realizado mediante la técnica 'stop motion'. Michael Stone, un experto en servicio al cliente, percibe a todo el mundo a su alrederor con el mismo rostro y la misma voz, hasta que se topa con Anomalisa. Una película sobre la soledad y la rutina, en donde la complejidad reside paradójicamente en la apabullante sencillez de su trama.

'Coherence' (James Ward Byrkit, 2013)

Esta pequeña producción estadounidense bien podría pasar como una versión actualizada de la ya comentada 'El ángel exterminador'. Un grupo de amigos se reúne para cenar cuando la luz se va al paso de un cometa. Es entonces cuando empiezan a suceder cosas extrañas y los protagonistas tratarán de buscar coherencia a una situación cada vez más incoherente. 'Coherence' juega habilidosamente con realidades paralelas y los saltos cuánticos.

'Akira' (Katsuhiro Otomo, 1988)

'Akira' desató la fiebre por la animación japonesa años después de los culebrones televisivos 'Marco' y 'Heidi'. El propio autor del manga homónimo, Katsuhiro Otomo, fue el encargado de adaptar al cine su obra de más de 2.000 páginas. La historia se desarrolla en 2019 en Neo- Tokio, una ciudad levantada bajo las ruinas de la capital nipona tras una devastadora guerra nuclear. Sectas religiosas, violencia, velocidad y drogas surcan la pantalla a un ritmo vertigionoso a la espera del nacimiento de Akira, el niño que promete sacar a Japón del caos. Cinta que se cuelga, no sin méritos, la tan manida etiqueta de culto y que dio un nuevo sentido al término 'ciberpunk'.