Los organizadores de la XXVI edición de los Premios Goya habían anunciado que anoche habría un invitado sorpresa y aunque ellos se referían a la actriz Silvia Abascal, que reapareció recuperada de su ictus cerebral, lo cierto es que el pasmo lo volvió a provocar el fallo de seguridad en la gala.

Si el año pasado fue "el imbécil de la barretina", en expresión del presentador, Andreu Buenafuente, el que saltó al escenario del Teatro Real interrumpiendo el discurso de la gala, este año ha sido un "mulatilla" o "muletilla", que el hombre no se aclaraba, que al grito de "como 'apretacocreta' (sic)" se ha "tirado al ruedo" para reivindicar "el primer western extremeño".

Mientras Coixet, que recogía el premio por el filme "Escuchando al juez Garzón", dejaba al intruso que se explayara, se ha pinchado un plano, por primera vez en toda la ceremonia, de la espalda de los ocupantes del estrado, momento en el que se ha apreciado la bandera pirata que el advenedizo había impreso en su traje.

Los miembros del equipo de seguridad de la gala, que en el recinto pedían sin tregua a los periodistas que mostraran las pulseras identificativas para permitirles al acceso a la sala de prensa, han tardado algunos minutos en reaccionar, aunque han estado muy rápidos en bloquear a otras tres personas, con caretas de "anonymous", que pretendían desde el patio de butacas invadir de nuevo el escenario.

Además de esta acción, Anonymous atacó también anoche la web de la Academia de Cine mientras se celebraba la gala de los Premios Goya y colgó un vídeo en el que anuncian que está en marcha la "revolución cultural" y que ha empezado la "verdadera transición".

De esta manera, poco después de las 00.00 horas de este lunes, no era posible acceder a la web de la Academia de Cine. "Por problemas técnicos la web no se encuentra operativa. Estamos trabajando para solucionar el problema. Disculpen las molestias", se podía leer.

Una gala espontánea y con mucho ritmo

Pero los incidentes no han afectado al transcurso de la ceremonia en la que la película de Enrique Urbizu "No habrá paz para los malvados", que era candidata a 14 premios, se ha llevado seis estatuillas, incluidas las de mejor director y mejor película, un ejercicio de coherencia que no ha dejado de señalar la presentadora, Eva Hache.

Si se la dan a la película y no al director, ha argumentado, puede ser porque la ha hecho el equipo "mientras él se hartaba de carajillos".

"Por si os fallara la medicación: uno -el director- lo recoge el que pone el talento y el otro el que pone la viruta", aleccionaba Hache a los 1.400 invitados que asistieron a la ceremonia.

La humorista empezó muy fuerte, en un decorado "espectacularmente elegante", como ella describía, que recordaba "a los cines antiguos antes de que fueran una tienda de ropa", cantando junto a Belén Rueda, Victoria Abril, Roberto Enriquez, Asier Etxeandia y Jan Cornet, entre otros.

Luego, el Langui, Antonio Resines, Javier Gutiérrez y Juan Diego, impagable con su smoking decorado con cadenas doradas, protagonizaron otro de los grandes momentos musicales, un rap dedicado al cine.

A partir de ahí el tono fue bajando, a pesar de las alusiones a las presentaciones que hace Billy Crystal de los Oscar, con bajadas al patio de butacas y guiños a los candidatos.

El "perfecto hijo de puta que por salvar su vida, salva el mundo" que es Santos Trinidad, es decir, José Coronado, subió "encantado" al escenario a recoger su premio al mejor actor, que ha dedicado a su madre, el familiar más mencionado esta noche en el apartado de agradecimientos, aunque los ha habido tan asombrosos como a los reyes magos.

Josefina Molina, el Goya de Honor, no pudo estar por una gripe, pero sí estuvo una "emocionadísima" Silvia Abascal, que después de sufrir una hemorragia cerebral el 2 de abril que la tenía apartada de cualquier acto público, quiso subirse al escenario del Palacio Municipal de Congresos para "mirar a todos los ojos" y darles las gracias.

En las casi tres horas de ceremonia hubo referencias para todo, para lo bueno y para lo malo, pero con mucho humor, Cayetana Guillén quiso dar consejos de lo que no hay que hacer, por ejemplo, dar discursos de agradecimiento largos, como los de Karra Elejalde, que algunos ganadores, como Kike Maillo, decidió obviar.

Pero lo que más carcajadas despertó fue el monólogo de Santiago Segura, que se confesió "destrozado, deprimido y hecho polvo" porque en 29 categorías no le han votado en ninguna, a pesar de que su "Torrente IV", aseguró, era "una película preciosista, de arte y ensayo: solo por poner a Kiko Rivera a trabajar ya tiene mérito", dijo.

En el momento de recuerdo a los que ya no están ni estarán nunca, la ovación de la noche se la llevaron María Isbert y María Jesús Valdés pero los aplausos no cesaron al recordar a otros como Jorge Berlanga, David González Sinde o Amparo Muñoz.