Eduard Cortés. Director y realizador. Tras rodar su última película, ´The Pelayos´, en Mallorca, el director regresó ayer a la isla para participar en el ciclo de cine de autor de la UIB con su primera cinta, ´La vida de nadie´ (2001) en el Augusta.

–Regresa a Mallorca para hablar sobre ´La vida de nadie´ (2001). ¿Qué ha cambiado en su visión desde entonces?

–En La vida de nadie pasó una cosa muy curiosa. Es una película que en estos tiempos vuelve a estar de absoluta actualidad, lamentablemente. Hay mucha gente que no tiene trabajo y pasa dificultades económicas y estos ciclos (se refiere al cine de autor) se enriquecen cuando el espectador, en vez de preguntar, tiene algo que aportar.

–En los ingredientes para construir ´The Pelayos´, ¿Qué porcentaje se llevan la historia, el reparto y la mano del director?

–Hombre, la historia es lo más importante. Es una obligación que como mínimo tu creas que lo que estás contando merezca la pena. Luego puedes añadirle muchos atractivos. A mí me cuesta mucho pensar que pueda sacrificar la calidad interpretativa de cualquiera de los personajes por un actor que piense que me dará taquilla. Y considero que siempre he tenido mucho acierto y suerte con los actores con los que he trabajado.

–Su última cinta abrió el XV Festival de Cine de Málaga, pero no se llevó ningún reconocimiento.

–No soy muy amante de los festivales, te lo digo de entrada. Por dos razones: considero que se da un consumo excesivo de películas –por parte de periodistas, críticos e incluso espectadores– en muy poco tiempo. Y no se reposan. Luego está el tema de los premios. Me parece a mí que acaban siendo un insulto a la inteligencia de la película.

–Y consideró ir al certámen sin concurso.

–Exacto. Lo hablé con los productores para negociar esa posibilidad. Lo que ocurre es que se utilizan como plataforma de promoción. A menudo –no me refiero al Festival de Málaga– la gente se sorprende de como se valora una cinta o cómo se ningunea a otra.

–Ayer se conocía la noticia de que el cine español ha recaudado casi el doble en el exterior que en las salas nacionales.

–Es complicado porque confluyen muchas cosas. Este país en general tiene un problema de autoestima muy grave. Todo lo que hacemos nosotros, sea cine, lavadoras o coches, es peor que lo que se hace fuera, eso ya como norma.

–Pero en el cine...

–Por una parte está el hecho de que buena parte del cine se financia con subvenciones y sobretodo a través de unas leyes que obligan a las televisiones a invertir en cine español. Eso crea reacción de autodefensa. Y luego está la campaña –muy politizada– que se hace en contra del cine español.

–Justo ahora que la proyección internacional es mejor que nunca.

–Precisamente por eso. Esta corriente en contra es muy incendiaria. Me cuesta mucho traducirlo a la pintura, la escultura o la música. Sin embargo, la figura de Almodóvar crea una marca cultural que no existe en otras disciplinas salvo en el cine. Éste es muy buen embajador del país.

–´The Pelayos´ y ahora, ´Atraco´.

–Sí. Se trata de una coproducción con Argentina, de la que estoy muy contento. Es una película muy especial y yo creo que le gustará mucho al público.

– ¿Cuál es su sinopsis?

–Año 56. Para sufragar los gastos del exilio de Perón a Panamá, un funcionario empeñó las joyas de Evita en un comercio de Madrid, con tan mala suerte que la esposa de Franco se ´encaprichó´.

–¿Realidad o ficción?

–Esto es, por decirlo de alguna manera, una leyenda histórica que se mezcla con la ficción. Y que toca muchos géneros: desde la aventura, el dramatismo y puntos de comedia, gracias a unos actores argentinos buenísimos.

–¿Quienes conforman el reparto?

–Guillermo Franchela, Nicolás Cabrer y Daniel Fanego. La gente alucinará con ellos. Luego están Amaia Salamanca, Óscar Jaenada y Jordi Martínez.