Asegura Fernando Trueba desde su refugio mallorquín de los últimos 30 años que su nueva película, El artista y la modelo, es acaso la más personal de las que ha realizado hasta la fecha. Metraje en blanco y negro inspirado en la vida de diversos artistas, como Picasso y Cézanne, pero sobre todo en un libro que Josep Pla escribió sobre el escultor Manolo Hugué. La cinta se proyectará en el Festival de San Sebastián y su estreno en salas ya tiene fecha: el 28 de septiembre. Trueba es uno de los tótems del cine español que ha apoyado el rescate ciudadano de los antiguos cines Renoir de Palma. Acudirá mañana como socio a la inauguración oficial de las salas, rebautizadas como CineCiutat.

–Su nueva película trata de un tema recurrente en el arte: las relaciones entre el artista y su musa, muy picassiano todo. ¿Cree en las musas?

–Efectivamente, el primer óleo que contemplé de Picasso era uno de las variaciones sobre El artista y la modelo. Pero la película es la relación de un hombre viejo [Jean Rochefort], que ve la muerte cercana, y una mujer joven, que acaba de empezar a vivir. Él es un artista, ella no. La película trata de cómo llegan a conocerse, hablarse, comprenderse. De lo que uno le da al otro, de la transmisión de ideas y experiencias en ambas direcciones. En esta película la musa es Aida Folch. Comenzó en el cine conmigo, cuando tenía 14 años, en El embrujo de Shanghai. Ahora nos hemos encontrado de nuevo. Es una actriz prodigiosa.

–Dicen que la inspiración existe, pero que tiene que encontrarte trabajando. ¿En su caso es así?

–Ésa es una gran verdad. El problema en mi caso es que soy muy vago, perezoso. Y me va a encontrar más fácilmente escuchando música o charlando con un amigo o leyendo. Eso si me encuentra...

–En El artista y la modelo pesa el tema de la desilusión, de alguien que no espera nada de la vida, el desencanto. ¿Cree que es un tema recurrente en su filmografía?

–Pienso que no. Prefiero encantar que desencantar, ilusionar que desilusionar. Y con todas esas cosas lo que prefiero es contarlas. Cuando era niño se me daba muy bien contar películas a los amigos.

–Empezó a trabajar este guión con Rafael Azcona y lo ha terminado con Jean-Claude Carrière, el gran colaborador de Luis Buñuel.¿Qué le ha aportado a su trabajo?

–Carrière es un hombre maravilloso. Un sabio tranquilo. Trabajar con él ha sido un privilegio más que agradezco a la vida. El pre-guión que hice con Rafael no se utilizó. Jean-Claude y yo empezamos de cero. Trabajar con él ha sido rico, armonioso. Iba a su casa, donde trabajábamos, feliz. Y volvía aún más feliz.

–¿Cómo quería rodar a la mujer en este filme, con los ojos del escultor o con los suyos propios?

–Con los cuatro, que son dos, que son uno€ Tener a la protagonista desnuda era para mí un gran problema a resolver. Creo que era Barthes quien decía que el erotismo es la línea donde la piel y el vestido se encuentran. Una gran verdad. El desnudo no es erótico. Y yo buscaba lo natural.

–¿En qué se parecen un escultor y un director de cine?

–En nada. El director tiene algo de escritor y algo de fotógrafo, algo de pintor y algo de músico, algo de psicólogo y algo de director de orquesta, algo de mago y algo de general, pero de escultor...

–¿Es El artista y la modelo cine de autor, o detesta esa etiqueta?

–Toda etiqueta designa una parte de verdad, pero sólo una parte. No odio esa etiqueta. El cine mejor es el cine de autor. El cine industrial no me interesa.

–Jaime Rosales dijo sobre su última película que lo que quería era pasar inadvertido, desaparecer como autor. "Me molestan las figuras estilísticas", afirmó. ¿A usted le sucede lo mismo?

–Si quieres pasar realmente inadvertido, lo mejor es no hacer películas. Creo que el director deja siempre su personalidad en su trabajo, inevitablemente. Aunque lo que debe es ponerla al servicio de la historia y no viceversa, que es a lo que supongo se refiere Rosales.

–La lucidez que aporta la edad (en su caso y en el del protagonista de la cinta), ¿hace más grande la herida de la vida?

–La edad no necesariamente aporta lucidez. Hay viejos idiotas. Como cantaba Brassens: "Le temps ne fait rien à l´affaire, quand on est con, on est con!" (El tiempo no tiene nada que ver, si eres un cabrón, eres un cabrón]). ¡Qué sabiduría! Y la vida te da alegrías y tristezas. Es una comedia y una tragedia. Lo importante es vivir y morir del mejor modo posible.

–¿Hay alguna historia personal detrás de esta nueva película?

–Hay mucho personal, tal vez más que nunca en mi cine anterior. Sin embargo, no una historia, sino más bien una forma de entender la vida.

–Haneke ganó la Palma de oro con una historia de amor entre dos ancianos (Amour). El protagonista de su película también lo es. ¿Debería centrarse más el cine en historias de senectud? Hay pocas.

–El cine no debe centrarse en nada en especial. Sólo contar buenas historias, y contarlas de un modo hermoso.

–¿Qué lugar ocupa el azar en su método de trabajo?

–Un lugar importante, pero para poder utilizar el azar, incorporarlo bien a tu trabajo, es mejor no haber dejado nada al azar, haber hecho los deberes primero. Y luego estar abierto al azar, siempre que pueda enriquecer tu película.

–Su película está en francés. Si el cine español quiere sobrevivir, ¿debe hacer películas que miren de verdad al mercado extranjero?

–Yo no miro a ningún mercado. Cuento la historia en el idioma de los personajes. Eso me ha llevado a Chile o a Cuba, a Brasil o a Estados Unidos, a España o a Francia.

–Después de Chico y Rita,¿habrá otros proyectos de animación?

–Con Mariscal estamos empezando a trabajar en dos. Ojalá podamos llevarlos a cabo. Uno es un proyecto más de él, el otro es más mío, pero las haremos juntos.

–Los ciudadanos no sólo rescatamos bancos, sino que también cines. Lo digo por CineCiutat (antiguos Renoir de Palma). ¿Qué le parece una sociedad que rescata cines?

–Me gusta una sociedad que rescata cines. Aunque aún no sé por qué rescatamos bancos. Ellos nunca nos rescatan a los ciudadanos.

–¿Acudirá a la inauguración de CineCiutat?

–Espero estar allí.

–Se ha alcanzado un nuevo hito en el cine español: Carmina o revienta de Paco León ha registrado ya 30.000 espectadores en la red. ¿Está cambiando el consumo audiovisual? ¿Qué le parece?

–El hito es que las películas puedan recuperar su coste y, a ser posible, dar beneficios. Cualquiera que sea su explotación. Algún día las películas se estrenarán como la de León y cada espectador elegirá el modo en que prefiere verla. Pero aún hay que regular el mercado, estudiar la formas de amortizar la inversión, sin hundir a ninguno de los sectores. No todas las películas pueden permitirse ese tipo de distribución.

–Con un presupuesto pequeño, ¿se puede hacer cine digno? ¿Y qué peligros entraña hacer siempre cine de bajo coste?

–Por supuesto. Pero debe haber todo tipo de películas: pequeñas, grandes y medianas. Y eso es lo que ahora está en peligro.

–Kike Maíllo, director de Eva, comentó en un coloquio en la isla que los presupuestos que generalmente se manejan en este país dan sobre todo para hacer películas que no van más allá del habitual costumbrismo. ¿Qué opina?

–El habitual costumbrismo dio las obras maestras de nuestro cine: Plácido, El verdugo, El cochecito, El pisito, El extraño viaje, etc€ Al no ser una gran potencia industrial, nuestro cine ha sido más modesto. Estados Unidos, China o Rusia han hecho un cine más faraónico, sin duda.

–Si se tapa un ojo, ¿cree que Mallorca aún puede parecer un paraíso? Cala Llamp está ahora bastante construido en comparación a como usted lo conoció.

–Mallorca aún es un paraíso, a pesar de la destrucción enorme que se ha perpetrado. Pero aún tiene lugares fantásticos, calas maravillosas, y el interior€ Y tiene el tumbet, y las olivas amargas.

–En EE UU, grandes directores de cine están implicados en la ficción televisiva. En España no es así. ¿Qué salida audiovisual le queda a la gran mayoría? ¿La publicidad, el videoclip, internet€?

–No soy un analista. En televisión, el creador es el productor-guionista. El director es secundario, intercambiable, sustituible. En el cine, el creador es el director-guionista. Ésa es la gran diferencia. En la medida en que el país consiga salir adelante, el cine también lo hará. Pero es lamentable que cuando hay problemas se recorte lo primero en educación, sanidad y cultura, o que se desmantele la televisión pública, y que se premie a los defraudadores. Qué asco.