Alimentarse sin engordar, manteniendo el colesterol a unos niveles aceptables y al mismo tiempo sin perder la pasión por la comida se ha convertido para algunos en un misterio que los expertos de la salud intentan resolver.

Hay instituciones que dan pistas para resolver el rompecabezas de comer sano con pirámides alimentarias, círculos y otras figuras geométricas muy visuales, pero ninguna ha alcanzado el éxito del Healthy Eating Plate (el plato para comer saludable) de la prestigiosa Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard (Estados Unidos), una guía que ya ha sido traducido a 14 idiomas.

La propuesta de Harvard indica cuál ha de ser el contenido del plato para mantener alejadas las enfermedades. A saber: la mitad del recipiente, alimentos de origen vegetal; una cuarta parte, proteínas de legumbres, aves y pescado, y el 25% restante, cereales integrales. Asimismo, hay que beber agua, usar buenos aceites y mantenerse activo, así de fácil y de difícil.

A diferencia de algunos países donde es habitual que las multinacionales que patrocinan a las sociedades científicas que elaboran la pirámide alimentaria influyan luego en su confección, las recomendaciones de Harvard no mezclan ciencia e intereses comerciales. "Aquí lo único que cuenta es la evidencia científica", recalca Juan Revenga, autor de libros como Adelgázame, miénteme o Con las manos en la mesa. Para este dietista-nutricionista asturiano, el plato de Harvard contiene muy buenas noticias.

La primera es que únicamente incluye alimentos sanos, razón por la que no figuran snacks salados, bollos industriales y bebidas alcohólicas. "Otro mensaje rompedor -añade Revenga- es reivindicar las legumbres y recordar que las proteínas no sólo se obtienen de la carne y el pescado". Finalmente, Harvard prescribe limitar los lácteos, los zumos, la mantequilla, el pan blanco, las carnes rojas y los cereales refinados.

Otro tanto opina Griselda Herrero, revisora de la Revista Española de Nutrición Humana y Dietética. A su juicio, lo mejor del plato de Harvard es que es muy fácil de asimilar. "Una de sus ventajas es que no es necesario pesar los alimentos ni contar las calorías. Hay personas que me preguntan en la consulta: ¿pero cuánta carne magra me pongo? ¿180 gramos? El método de Harvard contesta la duda: lo que ocupe un cuarto de plato. Y con los cereales, lo mismo: un cuarto de plato de arroz o pasta integrales, y todo lo demás, verdura", enfatiza la responsable del centro Norte Salud Nutrición de Sevilla.