Por la gran cantidad de proteínas y su notable digestibilidad, el pescado es un alimento que merece un puesto destacado en todos los menús. Es muy útil para realizar cenas suaves y fácilmente asimilables, así como para emulsionar purés destinados a la alimentación infantil o geriátrica.

Actualmente se reconocen especialmente sus ácidos grasos como fuente de elementos esenciales de gran valor por su capacidad para proteger nuestro aparato cardiovascular.

Los populares Omega 3 son un grupo de ácidos grasos (las moléculas de grasa reciben este nombre técnico) que responden a una formación estructural especial y que benefician al organismo para organizar el proceso de digestión (transformación de grasas y gestión correcta de estas para que nuestro sistema no se sature o las acumule de forma incorrecta y que por esta causa se puedan generar futuros problemas de salud).

Este tipo de grasas lo encontramos en los pescados azules (salmón, bonito, etcétera). Estos peces, aunque son de digestión más difícil, aportan toda la variedad de vitaminas y minerales relacionados con los alimentos grasos, que son básicos en nuestra alimentación.

Así se prepara:

Se arranca la espina central a los bocartes, se les corta la cola y se dividen en dos filetes cada uno; después, se lavan, se secan y se sazonan con sal.

Los filetes se van colocando en una cazuela de barro, se riegan con un chorro de aceite y se salpican con los ajos laminados muy finos; se dejan freír muy lentamente, sacudiendo la cazuela de vez en cuando para que no se peguen; cuando los ajos estén dorados, se sirven.

Ingredientes para 6 personas

1 kg de bocartes, 1 cabeza de ajos, aceite de oliva, sal.