Seré sincero: cuando era pequeño el bollit no era uno de mis platos predilectos. Ahora, lo encuentro una delicia y reconozco que debería tomarlo más a menudo.

Por suerte, el restaurante Moga 90 ha empezado la temporada del cocido madrileño. Cada jueves, los hermanos Víctor y Óscar lo sirven en dos pasos. Lo prepara su madre Celia de forma casera. Comienza a elaborarlo temprano, sobre las 9 de la mañana. Al llegar el mediodía, empiezan a servirse las sopitas de caldo, seguidas de un abundante segundo plato con patata, garbanzos, chorizo, morcilla, col, tocino ibérico, ternera y ratolí. Todo ello por 9,90.

Para rematarlo, concluí la comida con un rico brownie acompañado de café tostado en Mallorca, de la casa Albertí.

Moga 90 es uno de los clásicos de Palma, un espacio elegante y espacioso, donde desayunar, comer y cenar. Son conocidas sus raciones de embutidos ibéricos (jamón, salchichón, chorizo ibérico, queso) y frituras mixtas (mussola, calamares, chipirones, raoles de jonquillo, gamba frita) y, también, el variado de carne, para dos o cuatro personas. No hay que olvidar otra de sus propuestas estrella: el solomillo frito con ajos y flambeado con brandy, acompañado de patatas no congeladas y pimientos de Padrón.

El precio medio a la carta es de 18-30 euros.

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