De dos a cuatro estrellas. El histórico balneario de Campos, el único de Balears y con agua ya utilizada por los romanos, y considerada de las mejores de Europa por su composición mineromedicinal, exhibe nuevo look. Las obras avanzan a un ritmo constante con la intención de abrir el próximo abril. El emblemático establecimiento pasa a ser un complejo de gran calidad. De lujo. Sube su nivel de forma notable.

El sorprendente cierre del pasado año se justificó por no poder emprender una reforma para ampliar el número de plazas y conseguir rentabilidad. Finalmente se concedieron los pertinentes permisos y distintas fuentes aseguran que se ha respetado al máximo la tipología arquitectónica tradicional y no se ha perjudicado en nada su genuino carácter. No en vano, la singular estación de aguas termales favoreció en la pasada legislatura la obtención, por parte del ayuntamiento de Campos, de la distinción de Villa Termal. La etiqueta debe servir para impulsar acciones promocionales que fomenten el turismo, la cultura, el deporte, la salud, la naturaleza y la economía de Campos.

El hotel-balneario, también conocido como "los baños" –situado cerca de la salinera y en el ámbito protegido des Trenc-Salobrar– es propiedad del matrimonio formado por Bel Oliver (de Can Cosmet) y Francesc Morell. En declaraciones a este diario en abril de 2011, Morell se mostró muy decepcionado y afirmó: "Por vez primera en 42 años de gestionarlo, no hemos abierto. Llevar el negocio como lo llevábamos era insostenible, una auténtica ruina".

En el último lustro las instalaciones se renovaron y modernizaron, si bien las nuevas obras que se iniciaron el pasado año y que se prevé completar antes de abril hacen augurar que si el balneario ya era famoso bastante tiempo atrás, a partir de este 2012 lo será mucho más por su calidad.

Hace ya unos años se descartó el proyecto de clínica de rehabilitación a escasa distancia del edificio original (que este año cumple 167 años), gracias a capital alemán (se manejaban inversiones de hasta 36 millones de euros). El primer dueño que se conoce fue el Marqués del Palmer. Tras una cesión a la Diputación de Balears, en 1910 se sacó a subasta y un matrimonio consiguió su gestión. El marido falleció, no tenía hijos y en 1916 la familia de Can Cosmet tomó las riendas. El deseo futuro, poder abrir todo el año.