Theresa Zabell , doble campeona olímpica, garantiza calidad y trato personalizado en la enseñanza náutica de los 500 alumnos que pasarán por las instalaciones del club mallorquín de junio a septiembre. Talleres medioambientales y navegación a bordo de un velero clásico de 1950 complementan las actividades de vela, piragüismo y paddle surf

Trato individualizado en un ambiente familiar y la experiencia formativa de la doble campeona olímpica Theresa Zabell son los dos principales valores que ofrece la Escuela de Verano del Club de Mar Mallorca, que este año acogerá a unos 500 alumnos entre los meses de junio y septiembre, y que por primera vez incluirá el Stand Up Paddle (SUP) entre sus actividades, además de la vela y el piragüismo.

Calidad y atención personalizada

El Club de Mar Mallorca apuesta por una escuela de calidad en la que, según explica Theresa Zabell, asesora deportiva de la entidad, los monitores ofrecen una atención muy personalizada y donde se enseña a los niños a disfrutar del mar y a respetarlo. "Nuestro principal objetivo es que se lo pasen bien, pero también que tomen conciencia de la necesidad de cuidar el mar, por lo que las actividades deportivas se complementan con talleres y programas ecológicos y medioambientales".

Zabell, presidenta de la Fundación Ecomar, admite no tener muy claro quién se lo pasa mejor, si los alumnos o ella misma por la posibilidad que se le brinda de poder trabajar con gente joven que está dando sus primeros pasos en los deportes náuticos: "Voy a estar muy pendiente de los cursos, con visitas semanales, porque disfruto mucho de estar con los niños".

La Escuela de Verano del Club de Mar iniciará su actividad el 23 de junio y constará de 11 turnos semanales, hasta la primera semana de septiembre. Gonzalo Roig, coordinador deportivo, explica que los participantes pueden elegir entre las actividades de vela (con formación teórica y práctica a bordo de barcos individuales o colectivos, dependido del nivel y la edad), piragüismo o paddle surf, que se incorpora a la oferta con material recién adquirido.

"En buenas manos"

"También se puede optar por un programa que denominamos de polideportivo, que incluye un poco de las tres disciplinas", añade Roig, quien garantiza la máxima seguridad en todas las salidas al mar: "En el caso de los barcos colectivos, denominados Gambas, los niños navegan con un monitor a bordo, mientras que en las embarcaciones individuales, de las clases Optimists y Laser Pico, están siempre vigiladas por una lancha de salvamento".

En este sentido, Zabell destaca que, al tratarse de una escuela de plazas limitadas (no más de 50 alumnos por curso), "los niños están en buenas manos y se lo pasan genial".

Patrimonio

Como complemento a la formación náutica, al final de cada turno los alumnos ponen en práctica los conocimientos adquiridos a bordo de la embarcación clásica Rosendo, construida en 1950 por el mestre d´aixa Pau Ferrer y considerada como una de las piezas más destacadas del patrimonio naval mallorquín en activo.

Eduardo Jardón, armador de este ´sloop´ de madera habitual en todas las grandes regatas de clásicos del Mediterráneo, participa de este modo en un plan de enseñanza integral que también quiere inculcar en las nuevas generaciones el respeto por el patrimonio marítimo. "La salida en el Rosedo al final de cada turno es la guinda que completa el círculo formativo de los alumnos, que descubren que mucho de lo que han aprendido también es de aplicación en barcos más grandes", concluye Jardón.