Mallorca es una isla que destaca especialmente por sus calas, sus aguas cristalinas, y por sus paisajes naturales. Las calles, los monumentos e incluso los rincones escondidos de algunos pueblos crean un ambiente mágico rodeado de montañas y naturaleza, lejos de la gran ciudad, su estrés y contaminación. Destacamos cinco pueblos de Mallorca con un encanto peculiar que no se puede encontrar en las playas o en las grandes ciudades.

Situado en el suroeste de la Serra de Tramuntana se encuentra Banyalbufar, uno de los pueblos más singulares de la isla. Está rodeado por montañas y bancales dedicados al cultivo que van bajando formando escalones hasta llegar al mar, una imagen poco común en el resto de la isla. Entre los lugares de interés destaca la torre des Verger, también conocida como la torre de ses Ànimes, una antigua torre de defensa desde la que se puede contemplar la panorámica de toda la costa. Además, es un lugar donde destaca la producción de tomate de 'ramallet' y el vino de malvasía, dos productos típicos que no puedes irte sin probarlos.

Valldemossa es un pueblo situado en la parte elevada de la Serra de Tramuntana que está rodeado de bosques. Las calles del pueblo están construidas sobre piedra e incluso muchas casas están construidas de ese material, creando un ambiente más hogareño. Uno de los puntos de más interés turístico es la Real Cartuja, tanto por sus características arquitectónicas como por el hecho de que vivieron el compositor Chopin y la escritora George Sand, aunque lo que realmente deslumbran son sus calles y el ambiente que se respira en ellas. Dispone de unas panorámicas inigualables tanto en el mirador que hay dentro del pueblo como en la carretera que lleva hasta el pueblo y al Port de Valldemossa. Tampoco olvides probar la típica coca de patata en alguno de los pequeños bares con terrazas que hay por el centro del pueblo.

Un lugar también muy peculiar es Sóller , tanto por la belleza de los paisajes del valle y los montes que rodean al municipio, como por su aislamiento del resto de localidades. Está a 3 kilómetros del puerto de Sóller y se puede llegar con el tranvía que lo conecta con el mar. Tiene un ferrocarril con vagones de madera que funciona desde 1912 y que conecta el pueblo con el centro de Palma mientras recorre algunas montañas y valles de la isla. Además, también disponen de excursiones en barco que llevan hasta sa Calobra. Es uno de los lugares que se debe visitar y que enamorará por las vistas del pueblo y el ambiente que hay en sus calles.

Otro de los pueblos con encanto es Pollença, un lugar donde se puede respirar tranquilidad y paz en sus calles, a excepción de cuando hay alguna de sus grandes fiestas, como por ejemplo 'Moros i Cristians' o cuando se celebra la Patrona, que se llenan las calles del pueblo de gente, música y alegría. Uno de los lugares de interés que se destacan es el Calvari, un santuario al que se deben subir 365 escalones para poder acceder a él. También se debe visitar el impresionante mirador de Formentor o el Puerto de Pollença. Además, cada domingo se monta el mercadillo en el núcleo urbano más antiguo del municipio, que recorre las calles del pueblo.

Y por último encontramos Deià, un pequeño pueblo costero que se encuentra en la Serra de Tramuntana cerca de Valldemossa. Hay una perfecta mezcla de naturaleza y fincas mediterráneas con paredes blancas y ventanas azules y verdes, convirtiendo sus vistas en un espectáculo único. Tiene un paisaje idílico con naranjales y olivares en las pendientes del acantilado que da al mar. Uno de los momentos ideales para visitar el pueblo es al atardecer donde se puede disfrutar de una de las puestas de sol más bonitas de Mallorca.