Chorraditas con cámara oculta -un chico roza la mano de otros hombres y pone caras de deseo mientras él baja y los otros suben unas escaleras mecánicas-. Chorradas de vídeos curiosos sacados de Youtube. Chorraditas con gente famosa, que si el peor vestido, que si el más deseado. Pamplinas curiosas sobre el exceso de la cirugía, que de estética, y en un pis pas, puede pasar a monstruosa, como el enganche enfermizo y enloquecido al que se han subido dos hermanos que eran guapos de atar hasta que empezaron a meterse en sus mejillas litros de silicona y hoy son dos criaturas horribles, pero horribles de asustar. En la lista de destrozados no podía faltar nuestro Camilo Sesto.

Hablo de 'Hora punta', el programita que estrenó La 1 a la hora en que hasta ahora emitía 'Desafía tu mente', que con solvencia presentaba Antonio Lobato. Vamos, después del Telediario 2. Es un batiburrillo de curiosidades sin ton ni son. Para no mancharse mucho, una huida de la realidad. Menos mal que lo presenta Javier Cárdenas, que forma parte con derecho propio del club a los que se les entiende la mitad. La otra mitad se la come. Se come las sílabas con ganas de gordo de sumo, o sea, sin compasión.

No está solo. Le acompaña un coro traído del programa que Cárdenas hacía en la radio, y no sé para qué. Decía que a este hombre apenas se le entiende nada, y eso que no para de hablar, pero quizá tenga que ver con el propio programa, uno de los disparates más tontos que se pueden ver en la tele de hoy. Un programa añejo que pretende ser moderno. Un programa que huele a tele antigua. Un programa que no veré si tengo que elegir entre lo de Pablo Motos o 'El intermedio'. Hora punta podía durar mil horas, pero con media ya estás harto.