Sigo sin saber por qué Juan Luis Cebrián, capo del emporio Prisa, que incluye al que fuera referente informativo de este país, El País, acudió a la llamada de Jordi Évole, que lo invitó al pasado Jordi Évole'Salvados', que emite La Sexta. Recalquemos el dato. Que emite La Sexta, la cadena a la que el rico empresario, y académico y tal y tal, echó la cruz por hacer periodismo. Tiene gracia. Este señor apareció, a través de su ex mujer, en los papeles de Panamá, lo de las ''offshore''.

Cebrián es experto, deduzco al ver la entrevista, en quitarse el polvo de encima tratando de que caiga donde sea, pero no en él. Un momento hermoso, de esos que en casa vives con una tensión de película de suspense, fue cuando Évole pregunta a su invitado si el periódico al que representa como presidente de Prisa influyó en el PSOE para la salida de Pedro Sánchez de la secretaría general ya que no encajaba en la línea que apoyaba el diario. De golpe, en modo independiente total, lo niega apretando sus dientes y ojillos de tiburón. ''Hubo un tiempo en que llevar El País bajo el brazo era un orgullo. ¿Lo es ahora?'', le preguntó Jordi. Bueeeno. El País es hoy mucho mejor, fue su respuesta.

Otro momento, divino, sucedió al hablar de Botín, presidente del Santander, accionista del diario. 12 páginas, todas laudatorias, le dedicó a su muerte. Para el gran cínico no se trata de que desde el consejo de administración se indique de qué se habla y de qué no sino que la culpa es de los periodistas, que se autocensuran. Brillante. Como cuando respondió que no estaba allí para hablar de sus contradicciones -por cobrar un potosí mientras se echaba a periodistas de sus medios-. Menuda perla este Cebrián. Y Cía.