Viajar es un placer genial, sensual. Si al viaje le añades, además, seguir el rastro real de los escenarios donde hoy aún puedes reconocer escenas, momentos, edificios, plazas, calles o jardines de película, el viaje se convierte en una experiencia que roza lo sublime y traspasa la pantalla. Podríamos hacerlo cada uno de nosotros como viajeros, pero por ahora lo podemos hacer la noche del lunes sin salir de casa en La 1.

'Destinos de película' es un formato que firma Globomedia para la televisión pública y que cuenta con Máxim Huerta, un señor que ha sabido quitarse en apenas unos meses el lastre de haber sido el escudero de Ana Rosa Quintana durante más de una década. Se estrenó con un viaje al corazón de Nueva York, esa ciudad que reconoce hasta quien no la ha visitado porque el cine hizo de ella un gran plató donde se han filmado películas fundamentales. Es un producto bien urdido, y hay que alegrarse por emitirlo la televisión pública. Se emite tarde, muy tarde, después de Olmos y Reyes, y eso resta audiencia. Quizá alguien crea que su cadena natural es La 1. Puede ser, pero me parece valiente apostar por una cadena más generalista para un programa de calidad, y 'Destinos de película' lo es. Y mucho.

Hay que destacar que el recorrido que hace Màxim, apoyado con datos, matices, cifras e historia por la narradora Mónica Chaparro no es nada relamido, es decir, nada que ver con esos programas de cine donde algún diletante ha de demostrarlo mucho que sabe . El recorrido es festivo, incitante. Quizá se eche en falta ver más cine, comparar lo que fue en la pantalla y lo que es hoy. Pero ya lo dijo Fernando Pessoa, los viajes son los viajeros, lo que vemos no es lo que vemos sino lo que somos.