El 2 y el 3 y el 4 de octubre todo seguirá igual. Los trenes cercanías con destino a Sants acumularán retrasos. Los Talgos que van y vuelven de Alicante a Barcelona, con el cuello de botella en según qué tramos, ni te cuento. Los hospitales catalanes seguirán funcionando a pleno rendimiento. Y numerosos pacientes recogerán los resultados de sus pruebas, ay, que eso sí es una verdadera papeleta, qué miedo o qué alivio. Y después de muchos meses en listas de espera, algunos serán intervenidos.

Precisamente el lunes 2 o el martes 3 o el miércoles 4. Por fin. Como si nada, el día 5 se levantará el telón de la 50 edición del Festival de Sitges, cuyo cartel del aniversario emplea el icono de Drácula. Sus fieles llenarán el Auditorio desde el amanecer hasta las madrugadas, practicando la cinefagia sea cual sea el resultado del referéndum. Al margen de consecuencias y debates, en su burbuja. Muy lejos de Sitges, en cualquier punto de España, el antes, el durante y el después del 1-O podrá ser vivido con la intensidad que desee el espectador. Le bastará con sintonizar con las televisiones que han puesto la carne en el asador convirtiendo el plebiscito y sus circunstancias en espectáculo.

Al frente de todas ellas, sin duda, la que más réditos va a sacar es La Sexta. A por todas. Sin ningún pudor que valga. Cuando en La Sexta Noche vimos sobreimpresionado el marcador que señalaba los días, las horas, los minutos y los segundos que restaban para el primero de octubre quedaron despejadas todas las dudas. Para La Sexta el 1- O es su evento predilecto, su gran apuesta del inicio de temporada. Su serie estrella. Y van a por todas con él. Lo peor es que a la que te descuidas, te engancha y ya no te suelta. Y eres uno más de los seducidos por el espectáculo.