Qué buena idea, qué gran idea la de 'El árbol de los deseos', que emite La 1 después de ‘Jugando con las estrellas’ la noche del sábado. En un mundo donde el yo es una bola tan gigante que mucha gente no puede ni manejarla porque «primero soy yo, después yo, y después yo», el programa que presenta con festivo y contagioso desparpajo Edu Soto plantea todo lo contrario. Se le pide a los críos que pidan un deseo, pero no para ellos sino para otra persona, su madre, su abuela, quien sea, pero no “primero yo”. Y sí, es emocionante. Que mi madre vaya a ver a mi abuela a Bélgica, que hace mucho que no se ven. Que mis abuelos vayan de vacaciones a un sitio donde no les llueva siempre.

Que mi madre no trabaje tanto. Que mi abuela visite al fin el Santiago Bernabeu. O que mis padres pasen una noche en un hotel de lujo ya que cuando se casaron no pudieron hacerlo, como deseó Jimena este sábado a sus padres, que se alojaron en el Alfonso III de Sevilla.

El equipo del programa llega a un colegio, les explica a los niños la mecánica, es decir, que escriban un deseo pensando en alguien, y luego lo cuelguen en un árbol a ver si es elegido. A partir de ahí se desarrollan los tres o cuatro deseos que siempre, como es de esperar, sorprenden a «las víctimas» Si yo fuera niño me gustaría subirme con Edu Soto a ese árbol, que eligieran mi deseo, y poder hacer feliz por un momento a alguien.

‘El árbol de los deseos’ es un formato simple, un programa que tiene una parte pedagógica muy destacable ya que se propagan valores que no suelen darse en otros programas, en la publicidad, y mucho menos en la vida real. Si yo fuera niño desearía que tú..