Vaya revuelo está liando el paquete de El Duque, el de Sin tetas no hay paraíso, el de Alberto Márquez en Velvet, de Lito Rodríguez en Sense8, vamos, el paquete del Miguel Ángel Silvestre de toda la vida.

Sacan al de Castellón en Sense8 , o sea, «senseit» -un juego de palabras que mezcla «sensate» y «eigth»- en la cama, en calzoncillos, dándose el lote del siglo con otro tío -el también guapo actor mejicano de telenovelas Alfonso Herrera- y dejando al aire un bulto muy llamativo, bulto que trastea el mejicano con pasión de gata. La hostia.

Dos actores heteros, cachas, guapos, con cuerpos machacados en el gimnasio -no todos estos lugares son como el insoportable Gym Toni, de Cuatro- metiéndose mano no podía dejar a nadie indiferente. Lo ha conseguido Netflix.

Netflix es un gigante del entretenimiento estadounidense de pago que ofrece series y películas por internet. Sense8-de los hermanos Wachowski - cuenta la historia de ocho personas conectadas de diferentes maneras y con poderes paranormales. Aquí no vamos a verla, pero sabemos de ella, y podemos ver tantas fotos y escenas como si se tratara de un estreno en Antena 3 -no digo TVE, que nada que estrene interesa, véase el último fracaso, el de Jugamos en casa, el concurso vespertino de Los Morancos-.

Claro que hay razones para tanta in- formación, expectativa -se dice que en el capítulo 8 de la serie Miguel Ángel Silvestre enseña el campanario- sin importar mucho la calidad o no de la serie. Si dos tetas pueden más que dos carretas, el bulto de El Duque incendia las redes y enciende los sofás yanquis, cuyas chispas han llegado a España. Qué calor.