Cuando todavía continuábamos con los ecos de Operación Palace de Jordi Évole, que planteaba que Manolo Summers fue uno delos directores en los que se pensó para coordinar la película del 23-F, recomendado por Alfonso Guerra, se nos cruzó en el camino el homenaje de Versión española, recuperando La niña de luto, justo cincuenta años después de su estreno.

Acudieron a la mesa de Cayetana Guillén Cuervo la actriz María José Alfonso y dos de los hermanos del director sevillano fallecido a los 59 años, Guillermo y Paco Summers. Como ya ocurriera en ediciones anteriores con la recuperación de otros títulos míticos de la historia de nuestro cine, caso de La tía Tula, la evocación y reivindicación de estos trabajos de los que nos precedieron fue muy eficaz: entran ganas de recuperar más historias de aquella época, que vistas con los ojos de hoy se pueden analizar desde un punto de vista antropológico.

Escuchando a Guillermo Summers no pude dejar de pensar en el homenaje que también le deben a él, artífice de tantas horas de buena televisión. Guillermo eclosionó cuando hizo tándem con Ignacio Salas, y durante tres temporadas, en 1983, 1984 y 1985 presentaron Y sin embargo te quiero, un programa metatelevisivo, heredero de 625 líneas, que inexplicablemente hoy en día no tiene cabida en nuestras parrillas.

Guillermo Summers, el hacedor de programas como Dos cadenas para ti, Devórame otra vez, Mitomanía o Érase una vez la tele, como tantos otros profesionales de su generación, merecería un reconocimiento, siquiera en forma de charla sosegada donde recordar su prolija labor. La Academia de Televisión les llama Tesoros Vivos. Son nuestros clásicos. Pero a este paso se nos irán yendo sin que les hayamos dedicado el gran programa que se merecen.