Después de 87 días, la mayoría rozando el rosco completo de Pasapalabra, Paz Herrera contestó a Christian Gálvez que el apellido, con la s, del autor de El concierto de los animales, es Saint- Saëns. Acababa de poner la tele antes de ese gran momento, y vi que Paz estaba detrás del rosco a falta de la s, pero otras veces había llegado ahí y no pudo ser. Pero el martes por la noche sí. Di un salto.

Fue emocionante por lo que significa completar el rosco después de tantos días sin apenas despeinarse, se le conoce como la mujer tranquila, y por lo que significa ese concurso donde se mide la inteligencia, la preparación, y la cultura, justo en Telecinco, que monta su negocio sobre lo zafio, lo vulgar y lo ordinario, es decir, con personajes que son la cara opuesta a Paz. Alguno de esos personajes vulgares, ramplones, chabacanos y ansiosos de popularidad a costa de lo que sea, o de su cuerpo o de su atrevida vacuidad, puede ser el que ganó la misma noche Supervivientes, un tal Abraham García, cuya cumbre curricular es haber formado parte de Gandía Shore, ejemplo de televisión basura sin paliativos.

Por eso hay que resaltar la isla que Pasapalabra supone en esa cadena. Es un programa que se ve con gusto, y Christian Gálvez lo maneja con soltura, con equilibrada cercanía.

El paso de Paz por el concurso durante estos últimos meses ha sido coronado como merecía, con el triunfo, y se alzó con él con el comedimiento de los grandes, con humildad y pudor, y hasta con sentido del humor al dejarse cortar el pelo, como había prometido. Ah, el más de millón de euros que ganó, ayudará a los estudios de sus sobrinas. Todo cuadra.