Para comérsela. O para llevársela a casa y que su conversación y bonhomía nos redima del vacío existencial. Así de entrañable estuvo la actriz Petra Martínez en su comparecencia en 'Versión española' junto a su marido Juan Margallo. Repaso mentalmente y salvo error u omisión me parece a mí que estos jabatos de la escena no habían pisado un plató televisivo juntos para ser entrevistados desde los tiempos del magazín diario 'La tarde'. Y ni siquiera entonces.

Hay que felicitar al equipo comandado por Félix Piñuela y Paz Sufrategui. A lo mejor, en lugar de seguir reuniendo a varios com pañeros de profesión para decirles y decirse "pero qué maravillosos sois/somos", vale más invitar a figuras de la talla de los señores Martínez y Margallo para que seamos nosotros quienes, desde casa, hipnotizados, embaucados y emocionados, seamos los que profiramos un "pero qué maravillosos sois". 'Tábano', 'Castañuela 70', la huelga de actores, toda nuestra vida.

¿Cómo es posible que Petra y Juan, y tantos otros, no hayan tenido todavía su particular 'Imprescindibles'? ¿Cómo puede estar la televisión tan desnortada como para que una pareja como esta no tenga acomodo ni rinconcito para contar sus avatares?

La excusa de la reunión fue la recuperación de la deliciosa 'Nacidas para sufrir', de Miguel Albaladejo, estrenada en la Mostra de Valencia en octubre de 2008. Hasta la fecha, la última película del realizador y guionista. Lo que nos muestra otra anomalía ciertamente desesperanzadora. ¿Cómo es posible que el cine español haya podido prescindir de alguien de su talento durante una década? Nadie como él se acercó a los retratos costumbristas, a las comedias con un punto negro. Y en estado de gracia. ¿Cómo puede ser que se produzcan más de un centenar de ficciones al año y que Miguel permanezca inactivo para el cine? Nunca nos lo perdonaremos.