Si te llamas Miriam, te apellidas Hatibi, llevas un pañuelo en la cabeza -no como las monjas, que lo llevan, pero las monjas son buenas, son de las nuestras, no creen en religiones raras-, eres mujer y además musulmana, jo, no acudas a la llamada de TVE, mucho menos a la llamada de 'La mañana', y ni se te ocurra acudir por nada del mundo si la que te llama es Silvia Jato, que no es musulmana, es presentadora postinera de la tele pública, y sabe acorralar como es debido a sus invitadas, sobre todo si llevan pañuelo en la cabeza, son musulmanas, y se llaman Miriam Hatibi. Pasados los días tal vez no debería haber traído aquí el agravio a la joven española. Ah, esa es otra. Miriam Hatibi lleva pañuelo, es musulmana, y es española, en concreto, catalana. Vamos, lo peor de lo peor para la línea editorial de TVE, cuya única línea editorial debería de ser ninguna, es decir, la única posible, o sea, la independencia y el rigor, y la calidad y el compromiso, único y exclusivo con sus dueños, es decir, con la audiencia, con los ciudadanos, jamás con el PP, o con el partido que estuviera en el poder.

Miriam Hatibi sí dijo sí a la llamada de La 1, de 'La mañana', y de la monísima, repipi y españolísima Silvia Jato, que quiso saber hace unos días "si te sientes integrada en este país". A Miriam por poco si se le cae el pañuelo. "Yo he nacido y crecido aquí, en Barcelona, ¿tú te sientes integrada?", le respondió con esa pregunta envenenada la chica perpleja. Si la presentadora se coronó con preguntas que rallaban la impertinencia y el racismo, los colaboradores alcanzaron cotas de vejación dolorosa. La vergüenza y el bochorno inundaron las redes, pero el oleaje no alcanzó la dirección de TVE.