Me uno al clamor del estupor por la falta de sensibilidad de La Sexta, tenía que ser La Sexta, a la hora de tratar la emisión del capítulo cuatro de True detective, esa joya que representa la mejor televisión, el espejo en el que se miran y mirarán futuros creadores.

Ese capítulo, el cuatro de la primera temporada, esconde en su interior una de las perlas de esta serie protagonizada por Matthew McConaughey y Woody Harrelson. No hay que ser un friki amante del cine para disfrutar de determinadas virguerías narrativas. Si recordamos Sed de mal, la expresionista película de Orson Wells de 1958, destaca uno de los grandes planos secuencia de la historia del cine. En él vemos cómo alguien pone una bomba en un coche. La secuencia arranca con un primer plano de la bomba. Lo que sigue es una magistral coreografía que funciona como un reloj sin corte alguno, es decir, un plano secuencia apabullante.

Otro memorable plano secuencia es el de El juego de Hollywood, Robert Altman , 1992, o el falso pero impactante de El secreto de sus ojos, de Juan José Campanella, Óscar en 2009. Hay más, claro, muchos más. Me contaba el actor Jaime Pujol en el Prado Real Web Fest que cuando se hace un plano secuencia el corazón te late a mil, sobre todo si sales al final porque si fallas, todo se viene abajo, y hay que empezar de nuevo.

En el plano secuencia de True detective hay disparos, helicópteros, entradas y salidas de la cámara a las casas, primeros planos, muertos, un alarde visual firmado por Cary Fukugana que La Sexta degolló cortando la tensión narrativa del plano secuencia con un corte para la publicidad. Tanta falta de respeto y sensibilidad no tienen perdón.