–Quisiera saber cómo funciona la televisión en España. Si tengo una buena idea, ¿quién va a decidir sobre ella?, ¿qué tipo de personas suelen ser los que deciden?, ¿cuántos estamentos hay que traspasar para que se lleve a cabo?

–Hay mil barreras que superar. Hay que convencer no a una persona ni a dos: a muchas. Realmente es un milagro. Las productoras son muchísimas, cada vez más, y los canales muy pocos, cada vez menos ya que pertenecen a los mismos grupos. Imagina miles de millones de espermatozoides tratando de fecundar al mismo óvulo. Cuando eres uno de esos espermatozoides lo ves dificilísimo, pero ahora, cuando ya eres un ser humano, ves que no ha sido para tanto. Todos esos filtros jamás garantizarán la calidad de los productos televisivos, ni de las personas tampoco.

–Dicen las gentes del mundillo que la televisión es fundamentalmente miedosa, que las frases más oídas son del tipo "esto no va a gustar; esto no se va a entender".

–Se dice mucho, pero es muy ingenuo creer que la gente que toma las decisiones en la tele son todos gilipollas y que siempre se equivocan. Es como el gordo con un puro que insulta a un futbolista. Lo más frecuente es que los contenidos televisivos eficaces funcionen y que los malos se queden por el camino. En la tele sucede una cosa muy cruel y es que al día siguiente te dan las notas. Un buen producto televisivo ha de gustar a la gente. Creo que todos lo sabemos. La meta principal de tele no es la calidad sino la eficacia. En la tele sólo te puedes permitir la calidad si además eres eficaz.

–¿Qué opinas de la opinión creciente de que en el ramo audiovisual existe una "generación tapón" entre las personas con poder de decisión, gentes de mediana edad y hacia arriba que hace años que no salen del despacho, están instalada en ideas pretéritas y frenan la evolución natural del medio y de los jóvenes valores?

–Es un topiquillo. Puede que haya ese problema, pero no más que antes. Cada día se prueban proyectos nuevos, interesantes y arriesgados, así como formatos clásicos. La audiencia acepta unos y rechaza otros. Es un sistema bastante democrático. Una idea eficaz funcionará venga de la cabeza de un joven o de un viejo.

–Trabajas en campos tanto con subvención pública como sin ella. ¿Te preocupa la posibilidad de tener menos trabajo habida cuenta de los recortes en el dinero público?

–Me preocupa, pero no por mí. Lo que hago actualmente es muy comercial y puedo encontrar la manera de llevarlo a cabo sin ayudas estatales. Mi producto es interesante o gracioso, pero no es imprescindible. Me preocupa mucho que los recortes afecten los proyectos imprescindibles. A esas citas culturales que no son comerciales ni sostenibles, esas obras que no las pide la mayoría y que de verdad son necesarias. Hablo del cine, la música clásica, los montajes teatrales clásicos o experimentales… Me preocupa mucho que eso vaya a pasar una mala racha. Sin embargo, no es la primera crisis económica que atraviesa la humanidad, ni siquiera la más grave, y el arte, la cultura y los lances del alma siempre encuentran la manera de salir a flote. Además, esas bocanadas agónicas en tiempos de crisis le dan carácter, forma y hasta lo hacen más especial.

–El sentido del humor es una de las mejores armas para seducir. Es de suponer que tú seduces mucho.

–El humor seduce. Gusta. Es algo amable que hace la gente un poquito más feliz.

–El humor ha invadido la parrilla (Frikiliks, Tu cara me suena, Mucho que perder poco que ganar, No le digas a mamá que trabajo en la tele, Tonterías las justas, Otra movida, etc.). ¿Un recurso fácil?

–Un recurso fácil nunca es un buen recurso. Si los programas funcionan es que no eran un recurso fácil.

–¿El debate Rubalcaba-Rajoy demostró que el mejor y más inteligente humor se está haciendo en Twitter, además en tiempo real?

–Twitter es un formato ideal para hacer demostraciones de ingenio. Yo soy muy tuitero, pero el ingenio es sólo una de las patas del humor. El humor de jabugo, el de Gila, Tono, El Roto o Tonino Guerra, dispara dos balas: una va al cerebro y la otra al corazón. El ingenio es interesantísimo pero el humor de verdad tiene que emocionar también. Twitter, por ahora, no emociona.