'Con lo que se podría hacer...'. Llegados a este punto en la televisión pública, solamente cabe resignarse y pensar en el enorme potencial de la maquinaria. En lo que podría dar de sí el trasatlántico. Con sus miles de trabajadores y sus 60 años de historia. Con toda la tecnología e infraestructuras de que disponen. Y clamar: 'Con lo que se podría hacer...'.

Por sin necesidad de descender al detalle impertinente, basta echar un somero vistazo a la parrilla para comprobar hasta qué punto La 1 está perdida, infrautilizada. Desde hace meses, demasiados, las noches de los viernes, sábados y domingos se resuelven con cine. El más caro el domingo, el que se compra a peso los otros días. ¿Pero cómo puede permanecer La 1 tan inane? ¿Dónde están los programas imaginativos, de televisión del siglo XXI que una televisión pública y de servicio público debería poner en marcha? ¿A nadie le saltan los colores?

Lo peor es que los formatos a la vuelta de la esquina dan bastante grima. Pero vamos a ver señores, ¿no sabían que series como 'Reinas' o 'El final del camino' no iban a ninguna parte? Si tanto les importa la cuota de pantalla, y parece que sí, y mucho, por qué impulsaron estos proyectos. Para quedarse con un 7 % de audiencia, francamente, yo crearía 'la noche de los reportajes', como practican en Cuatro o La Sexta, y les daría el prime time a 'Repor', corto y telonero, y 'Comando actualidad'. Bueno, bonito y barato. Y cerca de un 10 % seguro.

Y es sólo un ejemplo entre mil. Aunque partiendo del disparate de convertir la hora noble de televisión, de 22:00 a 22:50, en 'Hora punta', explica todo lo demás. De ahí que no quede más remedio que exclamar, 'con lo que se podría hacer...'.