Susana Solano (Barcelona, 1946) regresa a la Galería Maior con tres imponentes esculturas metálicas sobre pared y una serie de delicados collages en papel. Las obras de esta artista, protagonista indiscutible en la renovación de la escultura de los años 80, habitan poéticamente el espacio. En la Maior, confronta la intervención Ombra mai fu (2012-2013), "más brutalista", con Full de Ruta I (2016), una creación que define como "más refinada".

"Estas dos esculturas representan dos formas distintas de trabajar", detalla Solano que inaugura su exposición hoy a las 19.30 horas. Ombra mai fu, cuyo título es la aria de la ópera Serse, está creada con plancha galvanizada. En este caso, recuerda, el proceso de creación fue muy directo porque directamente cogió el material y empezó a trabajar. En cambio, Full de Ruta I, escultura en acero inoxidable, remite al espectador a ese aspecto procesual que ha estado siempre tan presente en la práctica de Susana Solano. Partiendo de un dibujo sobre papel que le sirve de plantilla para recortar las planchas de metal, la artista no solo hace referencia a la maleabilidad del material si no también a las posibilidades que surgen de su manipulación, que en este caso se manifiesta en la superficie pulida que sirve de espejo e incorpora el espacio alrededor.

La artista catalana llega a Palma con una tercera escultura, más pequeña, que lleva por título Lo visible (2011) y una serie de collages en papel. En su trayectoria, la obra de papel ha tenido una gran importancia. Su obra sobre papel comparte con la escultura, así como con la fotografía y el vídeo, su interés en torno al espacio, la memoria y el cuerpo. En la selección de collages que presenta en la Maior, algunas de las formas dialogan directamente con los contornos suaves de las esculturas y en su robustez nos hacen pensar en la contundencia volumétrica de sus esculturas de épocas anteriores.

Solano es partidaria de establecer diálogos abiertos con el espectador para que sea el encuentro fortuito con la obra lo que de lugar a esa interacción. Por ello, la creadora se resiste a incorporar elementos narrativos. Así, los visitantes se convierten en pieza clave y de ellos se requiere una implicación activa en la experiencia de la pieza.

"El espectador es uno mismo. El arte es una manera de construirte la vida, una herramienta de denuncia", confiesa la artista que admite que ahora su obra "es más amable".

Lamenta la tendencia actual de que el arte de cada vez sea decoración. "Debemos seguir luchando contra esta tendencia y dejar claro que el arte es otra cosa. En los años 80 nos lo creíamos, ahora no se lo creen y yo tampoco", desgrana. "Llevo 40 años en ese mundo del arte y he conocido muchas situaciones. Hay un descontento general", añade.

Susana Solano es una artista versátil cuya obra se caracteriza por una gran coherencia formal y con los años ha madurado un lenguaje artístico que combina un vocabulario abstracto muy depurado con un tipo de orden simbólico que alude a su propia biografía. Su práctica destaca por una capacidad de síntesis extraordinaria. Lo íntimo y delicado de su obra contrasta con la rigurosidad de su lenguaje abstracto y con el uso que hace de materiales industriales.