Fosse, el Nobel que busca desaparecer

Álex Sàlmon

Álex Sàlmon

Aventurándome a escribir con la falta de información que teníamos la semana pasada, me atreví a decir que tener a un premio Nobel en la lista de autores siempre es un éxito para una editorial pequeña. Y es así. En muchas ocasiones se otorga el galardón más importante de la literatura a escritores muy locales y desconocidos, pero que tienen un nivel de calidad muy elevado. Sus obras están en diminutas editoriales que, de pronto, tienen que buscar recursos para hacer las tiradas que el mercado necesita. El ejemplo explica a la perfección el caso de este año. Jon Fosse es un autor noruego desconocido. En España lo publica De Conatus y, también, la editorial Nórdica. Imagínense cómo fue recibida la noticia cuando se hizo público el veredicto. Inmediatamente, se pusieron en funcionamiento las maquinarias logísticas y de producción de las dos modestas editoriales.

Sin embargo, en este caso, el ganador no es muy amigo de expandirse. Lo define muy bien la escritora Pilar Adón: «Escribir está relacionado con desaparecer». La cuestión tiene un desarrollo intelectual apasionante. Su propuesta se basa en que escribir trata más de escuchar que de contar. Como si la propia escritura se convirtiera en oyente. O sea, el texto ya está ahí, delante mismo del autor, y el escritor sólo es un… ¿médium?

No se trata de discutir o ir a la contra de Jon Fosse sin tenerlo delante y atender a todos sus argumentos, pero admitan que la propuesta es innovadora. Puede que sea eso lo que haya encontrado el jurado interesante para concederle el premio. En todo caso, editorial y autor, aunque se tengan un respeto absoluto, entrarán en una contradicción. El escritor, por desaparecer y la editorial, por promocionar su obra. La generosidad en la que parece vivir Fosse solucionará una cuestión que tiene que ver con el proceso creativo más que con la publicidad. Interesante.

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